Si no me falla la memoria, hacía casi dos años que la sala Zentral no colgaba el sold out gracias a un concierto de rap. En aquel entonces fue Kase.O, con el inicio de la gira de "El círculo", quien conseguía aglutinar a casi un millar de amantes del género. Una masa ingente de personas que a uno le hacía preguntarse si era posible que existiesen tantos adeptos al estilo en esta pequeña ciudad. ¿De dónde había salido esa gente? La respuesta nos la regalaba este pasado sábado el granaíno Ayax, la mitad de Ayax y Prok, con un ‘todo vendido’ en el que se demostró que sí, que a pesar de la brecha generacional entre el aragonés y el andaluz, no todo es trap entre la juventud. El rap está muy vivo, solo necesita de nuevos y buenos representantes.
Ayax llegó a la sala Zentral como alguien que todavía no cree haberse convertido en una estrella. La humildad y la vergüenza le gobernaban a partes iguales ante una audiencia enfervorecida y dispuesta a reventar de coros cada verso. La cruel (y tan real) historia “Desahucio” desató una locura que solo pudo ser interrumpida por un fallo en el micro que el propio Ayax subsanó cogiendo otro y reiniciando el tema. Empezábamos. Ya con “Bañador y chancletas” se lanzó al juego de los coros con un público que nunca dejó una rima sin contestación. Tal era la emoción del momento que halagos tan del sur que él iba lanzando como “Muchas gracias, os comoh los huevoh” (sic) sonaban a piropo de bertsolari. A pesar de venir a presentar su primer trabajo sin su cincuenta por ciento y hermano gemelo, Prok, titulado "Cara y Cruz", también hubo tiempo de repasar temas que lo han llevado hasta la cima como “4x4” o “Mira tú qué ritmo”. Tras el impás retrospectivo, volvería el orden cronológico del álbum con “Ese cosquilleo” y “Cosa mía” antes de uno de los hitos de la noche con “A veces se me pasa, a veces paso” en la que un sincero Ayax quiso hablar de la ansiedad que le producía esta gira. “Veo la sala llena de gente y flipo. Antes de empezar esto me daban ataques pensando en que cómo recibiría la gente el disco y si iría alguien a los conciertos”. Era tiempo para “la poesía” y Ayax se inició con “Octubre” que precedió a una rompedora “Me hizo fuerte”. Como si estuviera vomitando literalmente cada uno de esos versos, Ayax se dejó el alma y, sobre todo las lágrimas, ante un respetable que no dejó de animar cada verso punzante del granadino y que coreó sin cesar ese ya mítico “Jamás te avergüences de aquello que te hizo fuerte”. El crudo momento pronto fue superado gracias a temas como a “Palabras nazis, oídos rojos” o la breve “Hou hou hou” poco antes del despliegue vocal y veloz de “115 clavaos”, por los bpm, claro. Ya encarada la recta final, llegó la mítica “Polizzia”, con un público ya totalmente lanzado, que pudo disfrutar de un freestyle con críticas al Congreso (“es un after”) y a los juzgados (“son un prostíbulo”) antes del cierre mágico con “Dama de la guadaña” y “El niño del recreo”. Tras el espectáculo, “la sinergia” -como a Ayax le gusta decir- entre su público y él mismo se había completado. Era su primer concierto sin Prok en el escenario, pero nunca estuvo solo. Cuerda para rato.
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