San Valentín ponía la nota anecdótica de una noche que reunía a The Unfinished Sympathy y Art Brut, dos bandas para amores urgentes que van al grano sin miramientos. Los catalanes estuvieron lejos de su mejor versión: demasiado correctos, demostrando que pueden ser cada vez más clásicos y contundentes, pero sin músculo; nada que ver con su paso por la capital hace apenas dos meses. Pecaron de contención, todo lo contrario que el grupo de Eddie Argos, entregado desde el principio a un punk-rock estudiadamente desenfrenado que tiene poco de arty pero que contagia por momentos. Empezaron por “Formed A Band”, y con “Bang Bang Rock’n’Roll” dejaron caer sus primeros estribillos simplones y efectistas, los mismos de “Moving To L.A.” o “Modern Art”, que Argos acabó cantando entre el público. Diez minutos más y hubiesen corrido el riesgo de resultar monótonos, pero en apenas una hora funcionaron a la perfección como enésimo hype de la nueva ola británica, más cerca del brit-pop que de The Fall y los Sex Pistols, y dejando para su inminente segundo disco una confirmación de la que por lo visto en Madrid (“Direct Hit” sigue el camino de sus singles anteriores) poco nuevo se puede decir. Y para el final, un himno de enamoramiento adolescente (la brillante “Emily Kane”) y otro ironizando sobre la prensa musical (“Good Weekend”), con el batería Mikey B. terminando en plan estrella después de que cantaran aquello de “Art Brut, Top Of The Pops!”. Sin trampa ni cartón: esto es lo que hay.
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