Un año más, el Arenal Sound de Burriana, con alrededor de 300.000 asistentes a lo largo de sus seis jornadas, vuelve a proclamarse como uno de los macrofestivales más multitudinarios de la geografía española. La novena edición del festival ha sonado mayoritariamente a trap y a la incipiente legión de géneros urbanos que ya invaden los escenarios con un éxito sin precedentes. ¿El motivo? Un perfil de público cada vez más joven y cada vez más ávido de espectáculos electrizantes y directos. Ahora lo que se lleva es que los shows arremetan a ritmo de convulsiones, ya sea con las descargas de bala entre canción y canción en los conciertos de Bad Bunny, o a través de los movimientos de twerk de la joven Bad Gyal, la conclusión es que el subgénero del hip hop más en boga de nuestros tiempos está escalando posiciones a pasos agigantados.
Jueves, 2 de agosto
Si por algo ha destacado esta edición del Arenal a diferencia de otros años es por la fuerte presencia de público, incluso, desde los conciertos más próximos a la apertura de puertas. El Kanka, cómodo en su habitual postura dada al humor y al desenfado, no tardó en anunciar una de las sorpresas de la tarde. Rozalén, la encargada de abrir el escenario principal, le acompañó en el tema “Volar”, lo que supuso una revolución para los seguidores que, para su suerte, los volvieron a ver juntos en el concierto de esta última poco después con “Me Arrepiento”. El show reivindicativo de la cantautora pasó por cantar bien alto lo que ya se ha convertido en todo un himno contra la violencia machista con “La Puerta Violeta”.
Tras la fiesta de Beret y su formato de directo que hipnotiza a las masas llegaba uno de los directos más emocionantes de la jornada con La M.O.D.A. El septeto acústico con más gancho del momento tiene una presencia brutal bajo los focos, más todavía cuando se dejan llevar por los temas que más están interpretando en sus últimos conciertos. Siguiendo este patrón no podían faltar “Héroes del Sábado” o “Los Hijos de Johnny Cash”. Mientras tanto, una de los personajes más polémicos del trap español, Kidd Keo, reventaba el recinto de la playa hasta el punto de que el personal de seguridad se vio obligado a abrir las puertas de emergencia. Cuando crees que lo has visto todo llega un show que se sirve de la controversia y que juega a cantar temas misóginos, sin comentarios.
La M.O.D.A.
Por su parte, con La Casa Azul aterrizaba la estética futurista al Arenal Sound. Guille Milkyway es provocador “No hagáis lo que se espera de vosotros” y en esa línea ofreció un show ligeramente distinto al que hemos podido ver otras veces en festivales. Parte de esto es consecuencia del nuevo álbum que está a las puertas de ver la luz, "La Gran Esfera", del que pudimos disfrutar de pequeñas píldoras como “El Momento”, “Podría Ser Peor” y “ATARAXIA”. Con sensación de quedarnos a medias sin el imprescindible acústico de la mítica “Como Un Fan”, Milkyway en esta ocasión ha huido de los trances melancólicos.
Uno de los máximos reclamos para el público joven de la jornada del jueves llegaba de la mano de The Vamps. La boy band en directo pierde, no nos engañemos: visiblemente incómodos sobre el escenario, voces sin ajustar, pequeños fallos en las letras… Aún así, no fue nada lo suficientemente grave como para decepcionar a sus incondicionales que esperaban los ansiados éxitos de “Oh Cecilia” y “All Night”. Además, se llevaron el punto positivo atreviéndose con una cover de “Mr. Brightside” de The Killers más que decente.
The Vamps
En el escenario Thunder Bitch siempre llegan propuestas interesantes, la de la noche del jueves, sin lugar a dudas, corrió a cargo del dúo Delaporte. La combinación explosiva de música electrónica experimental con el torrente de voz de Sandra Delaporte acompañada de su fuerza sobre el escenario tiene una atracción casi magnética. Siguiendo con la música electrónica, esta vez en su vertiente más comercial, Lost Frequencies se llevó la medalla al impactante espectáculo de luces y a la pinchada más heterogénea de los cuatro días de festival. Una fiesta de hits de remember con “One More Time” y “What Is Love”, que tampoco dejó de lado las clásicas “Crazy” o “Are You With Me”.
La revolución de youtubers e influencers parece que viene para quedarse. Un año más, The Tripletz rompen récords de asistencia con un espectáculo envidiable. Juegos de luces, bailarines, pirotecnia… En el festival del impacto visual los especialistas en redes sociales parecen ganar la partida con creces, es también el caso de King Jedet, que arrasó desenvolviendo su pop urbano rodeado de bailarinas en el escenario de la playa. Para poner punto y final a la noche, se desplegó la electrónica de Dimitri Vegas & Like Mike entre confeti y fuegos artificiales, así como un constante contacto con la pista.
Viernes, 3 de agosto
La segunda jornada de festival arrancaba con el fenómeno Operación Triunfo por delante. Alfred García irrumpió en el escenario, no sin una larga media hora de retraso por diversos problemas técnicos que afectarían al resto de actuaciones con solapes y cambios de escenarios, defendió un directo más que notable. Le seguía David Otero, en el escenario Negrita con la artillería pesada de todos los éxitos de El Canto del Loco que fueron con creces los más coreados.
Poco después, le tocó turno al rap y el freestyle del joven Arkano. Con sus clásicas improvisaciones en las que va rapeando con palabras que le propone el público y objetos aleatorios, no es de extrañar que su show enganche prácticamente al instante. Todavía en el terreno de los géneros urbanos, Rels B se coronó como otra de las propuestas de rap, y con algún que otro ramalazo dancehall, más seguidas de la jornada. El caso es que desde su más reciente trabajo Flakk Daniel’s (ILoveRibs! / MÉCÈN Ent. 2018), el rapero transita nuevos terrenos sonoros, quizá algo más mainstream, con los que se ha abierto todavía más al gran público.
Maldita Nerea puede presumir de una presencia sobre el escenario arrolladora. A través de un setlist con el que no dejaron absolutamente nada al aire, los murcianos dieron todo de sí mismos para conectar con un público ya de por sí entregado. Enérgicos, con “Perdona Si Te Llamo Amor” y “No Pide Tanto, Idiota” revolvieron la pista. La imponente aparición de Jess Glynne sobre el escenario confirmó, de antemano, la llegada de una de las voces más potentes de esta edición hasta ese momento. Brillante bajo los focos, la vocalista británica derrochó talento y la pista ardió con los conocidos éxitos de Clean Bandit como “Rather Be” o “Symphony”. Otra de los destellos de la noche, los rusos Little Big. La particular agrupación de género rave y bailable asombró a una explanada que empiezan a identificarles como la versión rusa de Die Antwoord, una de sus claras influencias.
Maldita Nerea
De la hornada de bandas indispensables en festivales edición tras edición volvían a Burriana otro de los clásicos, Crystal Fighters. Con uno de los espectáculos más entretenidos, siempre es así, la banda inglesa-española salió a escena envuelta en su habitual decorado de plantas y flores a raudales. Así, no dejaron respirar ni un segundo con el goteo constante de sus mayores éxitos como “Love Natural” y “You & I”, teniendo tiempo también para interpretar su último lanzamiento “Boomin’ In Your Jeep”.
Crystal Fighters
Una lástima que Elyella Dj’s no vinieran acompañados del impresionante show con el que estamos acostumbrados a verlos en otros festivales. Sirviéndose de su inagotable arsenal de mashups de todo tipo, se echaron de menos todas esas plataformas y estructuras de luces que hacen de la experiencia del dúo dj una maravilla. Para acabar la jornada de viernes se disfrutó de uno de los dj’s más sobresalientes de esta edición. Martin Jensen se dio a las tablas con determinación a pinchar al ritmo de numerosos efectos de luces.
Sábado, 4 de agosto
Bely Basarte fue también la que, probablemente, se llevara los récords de asistencia en las primeras horas del sábado. Y es que festival tras festival se reafirma como verdadera revelación con unos temas a capela que son seguidos a pleno pulmón por el público. Así, entre las mejor versión a ukelele de “No Puedo Vivir Sin Ti”, hizo sonar “Mariposas” de su último trabajo y la gran coreada “Vía de Escape”. Le seguía en el escenario principal un Carlos Sadness caracterizado del siglo XVI con traje de flores estilo rococó y peluca para abrir con “Sebastian Bach”. Tras una descarga de éxitos de su último trabajo "Diferentes Tipos de Luz" (Sony Music 2018), dejó caer “Días Impares” queriendo recordar el momento mágico de hace tres años cuando tocando ese tema arrancó la famosa tormenta de aquella edición. Para rematar, aún hubo tiempo para una improvisación freestyle, rememorando a ese Shinoflow que aún vive en él. Es de agradecer que el artista se esfuerce por cambiar su show concierto tras concierto, algo que no resulta fácil de ver, pues lo cómodo para muchos grupos es traer calcado un mismo tipo de show hasta la eternidad. Así, se ganó de inmediato a un público extenso que demuestra que al Arenal le interesa seguir apostando por el indie.
Con algunos cambios en los horarios tras la indisposición de Full para tocar, Dorian apareció a continuación a ofrecer un espectáculo copia y pega de sus últimos directos. Sin molestarse en cambiar, ni siquiera, el orden de las canciones su concierto fue como vivir un déjà-vu de hora y pico.
Tras la caída de Full y los cambios de horarios, los máximos perjudicados fueron, a todas luces, El Columpio Asesino. Movidos deprisa y corriendo al escenario Thunder Bitch, la desmotivación y el descontento por parte de la banda se hizo evidente en un concierto que, además, se vio accidentado por múltiples fallos técnicos. Parece mentira que el festival, con nueve años de recorrido, no sea resolutivo en ese tipo de aspectos. Así, de una de las bandas más “especiales” del cartel por su peculiaridad se vio truncado ese ambiente mágico que saben crear por factores externos. Un chasco.
James Blunt se vivió con la mayor de las expectaciones. En un concierto mucho más concurrido de lo que en un principio se podía llegar a imaginar por el tipo de género musical, más tranquilito, la explanada vibró con los éxitos que se desgranaron desde primer momento con “You’re Beautiful” o la maravilla de “Postcards” a ukelele en la que Blunt nos confesó que era su instrumento favorito. La emoción siguió en aumento con “Same Mistake” en la que británico pidió a sus seguidores que encendieran la linterna de sus móviles para iluminar el Arenal en un mar de luces. En definitiva, se disfrutó de una actuación sincera y entregada con amplias muestras de cariño a sus incondicionales.
James Blunt
La noche de sábado era para las mujeres y Azealia Banks lo dejó bien claro desde el primer minuto que pisó el escenario Desperados. Incombustible, no dejó de cantar al ritmo de unas coreografías que atrapaban todas las miradas. Su potente rap no camuflaba esa voz aterciopelada que también sabe sacar, y de qué forma. “212” impactó en la pista como una bala, imposible dejar de bailar. Tras ella, la mirada fija también en otro icono femenino. Mueveloreina hacía su aparición en representación del trap latino en el escenario Negrita inmediatamente después. La fiesta del twerk y el dancehall vino a manos de una de las nuevas sensaciones del trap y el reggaetón, siempre desde la perspectiva crítica de unas letras conscientes y comprometidas con el feminismo.
Domingo, 5 de agosto
Como bien se suele decir, lo mejor hay que dejarlo para el final, y es que la última jornada de Arenal Sound se estableció, desde el primer concierto, como el día fuerte de esta edición. Con la provocadora Bad Gyal al mando, su actuación cumplió las expectativas. El dancehall inundó el recinto para hacer contagiar su twerk a una explanada que pedía a gritos graves marcados y el incansable booty dance de las bailarinas que la acompañan. El símbolo del trap femenino en nuestro país es una apuesta segura.
Tras ella, Juanito Makandé tampoco defraudó. El rey del positivismo y el buen rollo, hace de su escenario un patio andaluz repleto de sillas de mimbre y plantas decorativas. Si a esto se le suman los consejos entre canción y canción y que todos los músicos van acompañados de su latita de cerveza, la sensación de cercanía hacia el público es prácticamente total. Comenzó su concierto diciendo “Es un orgasmo para el alma estar delante de este pedazo de público” y no dejó de mostrarse agradecido tras el recibimiento de temas como “Cuando Te Empecé a Querer” o la clásica “Niña Voladora”. En la línea de buen rollo, con Green Valley la cosa no se quedó atrás. La banda de reggae imprescindible del festival de Burriana confirmó pleno de asistencia en su concierto con sorpresas emocionantes como el tema a piano “Si No Te Tengo” o “La Vida Va”.
Continuando con los conciertos emotivos, la despedida de La Raíz en el Arenal con la gira Nos Volveremos a Ver fue, sin duda, un concierto de visión obligada. Se trató de uno de los espectáculos más aclamados con su discurso por la polémica que había generado la entrada de banderas republicanas al recinto. Tras el manifiesto “Los festivales deberían ser un lugar en el que cada uno se pueda sentir libre de expresar sus ideas”, la banda recibió un acalorado aplauso que fue seguido de un repertorio repleto de himnos que han recorrido toda la discografía de la banda, dejando para el final “A la Sombra de la Sierra” y “Nos Volveremos a Ver”.
La Raíz
La potencia eléctrica y el sonido rock corrió a cargo de una de las bandas dignas de ver en directo. Sexy Zebras, todavía cojos sin el tercer eslabón de la banda, el guitarrista Tigre que no pudo acudir por indisposición, vio su show algo más perjudicado que de costumbre. Sin embargo, entre bailes de pogos la acogida por parte de la pista fue exactamente la misma.
El concierto más concurrido y, probablemente, el más esperado de los cuatro días vino precedido de un contador a cero de tres minutos señalando el tiempo que le quedaba para arrancar. En casi una ilusión óptica por parte de sus incondicionales en el que el tiempo parecía congelarse/ir acelerado, Bad Bunny hizo su irrupción triunfal entre lenguas de fuego y unas pantallas gigantescas sobre el escenario, un guiño a los conciertos de los grandes traperos americanos como Travis Scott. El espectáculo de uno de los mayores símbolos del trap en la actualidad dio a entender el porqué de su vertiginosa fama. Un show sobresaliente, pero desde la humildad y haciendo una pausa para recordar sus inicios, hizo tragarse sus palabras a más de uno. Si había dudas de qué podía constituir un buen reclamo para un festival de las características del Arenal, el “conejo malo” las resolvió todas a un ritmo desbocado y sin una sola pausa entre canción y canción. De los éxitos de “Estamos Bien” o “Tú No Metes Cabra”, pasando por colaboraciones como “Te Boté” o “Dura” no se dejó fuera ni siquiera la versión a capela de “Amorfoda”.
Bad Bunny
Con la ansiada electrónica de Steve Aoki se despedían las sesiones de electrónica de la última jornada. El dj y productor estadounidense, que visitaba el festival por tercera vez, persevera en un show que se mantiene sin apenas cambios. Sin embargo, en medio de su acostumbrado arsenal de hits de electrónica, el aclamado DJ se lanzó esta vez a pinchar un nuevo tema que jamás había incluido en directo hasta ese momento, “Lie To Me”. El momentazo más señalado para sus fans vino por parte de su famoso Cake Me! en el que el dj lanzó tartas a sus incondicionales acompañados de pancartas a modo de diana. La actuación acabó disparando fuegos artificiales desde todos los vértices del festival. Un final de fiesta que, aunque todavía quede un año, ya tiene la mirada puesta en lo que constituirá el décimo aniversario del gran Arenal Sound.
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