Los aficionados al metal no pueden quejarse: acaba de pasar por nuestros escenarios otra gira de colosos del género, casi un pequeño festival, denominado “European Siege Tour” y protagonizado por varios de los pesos pesados del death metal de las últimas décadas. La excepción: los invitados de lujo encargados de abrir la jornada, Unto Others, procedentes de Portland, dispuestos a llevar su música a lo más alto, empezando por conquistar otros públicos. No lo tuvieron fácil: su mezcla de heavy metal y rock gótico no acabó de convencer a los que desconocían a la banda, pero este grupo, anteriormente ldle Hands, presentaban “Strenght”, uno de los discos más destacados del subgénero en los últimos años, donde temas como “Heroin” brillan con intensidad. Unto Others ofrecieron un directo sumamente oscuro, con Gabriel Franco enfundado en sus gafas de sol al más puro estilo Andrew Eldritch. Eso sí, también les acompañó un sonido muy justo que deslució la actuación. Nos quedamos con ganas de volver a verlos en un club pequeño y rodeados de fans, como nosotros, chillando cada verso de “Give Me to the Night”.
Siguieron los reyes del death metal británico por excelencia Carcass, que mantienen como columna vertebral la presencia de Jeff Walker y Bill Steer en el grupo. Salieron a devorar el concierto y lo lograron atacando temas, básicamente, de “Necroticism”, “Heartwork” y su último y magnífico disco, “Torn Arteries”. Escuchar los riffs endemoniados de “Corporal Jigsore Quandary” nos hicieron retroceder a los 90 y comprobar que la banda sigue aún en primera línea. Puestos a pedir, solo nos faltó que Michael Amott hubiese subido al escenario para tocar un tema con sus antiguos compañeros, algo que no sucedió.
Behemoth representaron otro de los platos fuertes del cartel. Con un despliegue escénico digno de las mayores bandas, con telón de fondo, llamaradas que calentaban a decenas de metros y palos de micro con forma de serpiente, los polacos salieron sabiéndose ganadores. Una mezcla de altivez y confianza máxima que encaja con su propuesta pero que también resulta en una pizca de frialdad. En cuanto al sonido, una vez más, sonó tan poderoso como impoluto, algo a priori positivo pero que provoca un efecto extraño: parece imposible que todo suene tan bien, tan en su sitio. Pero así fue. Nergal lideró al grupo como el buen frontman que es, con presencia, buenos guturales y varios y anecdóticos cambios de vestuario. Abrieron con “Ora Pro Nobis Lucifer”, de su celebrado “The Satanist”, del que también recuperaron “Blow Your Trumpets Gabriel”. Otras piezas destacadas fueron “Bartzabel” o la nueva “The Deathless Sun”, y en “Off to War!” recordaron a las víctimas de su vecina Ucrania con Nergal agarrando dos botes de humo azul y amarillo que cubrió parte del escenario. Cerraron entre fogonazos del averno con “Chant for Eschaton 2000”, de su lejano “Satanica” de 1999.
Behemoth
Por último, Arch Enemy asaltaron el Sant Jordi Club con energía máxima a ritmo de “Deceiver, Deceiver”, de su nuevo “Deceivers”, y “War Eternal”, otra referencia a la guerra. Podrán gustarte más o menos, pero desde el principio se hizo patente una realidad objetiva: Arch Enemy son, desde hace tiempo, una banda de lo más profesional con un directo intachable. Michael Amott, principal compositor del grupo, ha sabido sacarle todo el jugo posible a su death metal melódico, pero sus últimos discos ni mejoran logros pasados ni suscitan gran interés más allá de su legión de fans, por cierto, muy numerosa. Aun así, la presente deriva musical de la banda se compensa con un directo muy potente al que deben gran parte de su popularidad actual. Y aquí destacan por encima del resto Daniel Erlandsson, un batería curtido en bandas como Brujeria, los propios Carcass o Eucharist; y, sobre todo, a Alissa White-Gluz, una de las mejores frontwoman del metal actual: su actitud, técnica vocal y facilidad para conectar y movilizar a las masas la convierten casi en un prodigio de la naturaleza. Resultó curioso, sin embargo, que dos de los mejores temas de su descarga, “My Apocalypse” y “Nemesis”, pertenecieran a “Doomsday Machine”, disco del 2005 con la anterior Angela Gossow aún en sus filas. Para los firmantes de esta crónica, Carcass o incluso Behemoth fueron los auténticos cabezas de cartel de la velada, pero no cabe duda de que Arch Enemy ofrecieron lo que sus fans buscaban, confirmando, de paso, que siguen controlando el escenario como pocos.
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