Manuel Sánchez, conocido en la escena por ser “el calvo de Los Punsetes”, presentó en Madrid Internacional (Everlasting Records, 2017) el último suculento trabajo de su proyecto en solitario por el que también es conocido bajo el nombre de Anntona. Fue el pasado el 31 de marzo en la Moby Dick, donde dejo claro porqué es uno de los mejores autores del indie actual, por lo menos en lo que a ironía y humor se refiere.
Para ir abriendo boca subía al escenario Betacam (ambos ya colaboraron juntos en estudio y en directo). El proyecto en solitario de Javier Carrasco (Rusos Blancos, Templeton) no podía ser mejor prólogo para el concierto de Anntona. Él mismo describe sus canciones como “íntimas, espaciales, horteras y emocionantes”, ingredientes que se traducen en unas letras romanticonas, pegajosas y viceversa acompañadas a la perfección por unas bases de ese pop que enmarca a grupos como Ellos, el Joe Crespúsculo más discotequero e incluso que son capaces de evocar a la memoria la imagen de Pedro Marín. Más o menos os hacéis una idea de lo que hablo, ¿no? Ese tipo de música con la que en ocasiones nos sentimos identificados (aunque nos cueste reconocerlo). Sobre el escenario, Javier, con micro en una mano y el largo cable en la otra, se iba moviendo dejándose llevar por la caja de ritmos e incitando al público que iba llegando a que hiciera lo mismo. Logró así los primeros movimientos de cadera y pies de las primeras filas y de un servidor.
Tras unos minutos de espera en los que se terminó de llenar la sala, por los altavoces comenzó a salir una inesperada voz en off. Era la voz Anntona dándonos la bienvenida y explicando el funcionamiento de los bises: “unos amigos estratégicamente colocados entre el público gritarán ´otra, otra´ y volveré al escenario”. Entre las risas y aplausos del público subía acompañado de los Papaya (con Yanara cambiando el micrófono por la batería, Sebastián `Cineplexx´ a la guitarra y Miguel Aguas al bajo) y la actriz Clara Gómez Aragón a los coros. Siguiendo con el orden que marca Internacional, el tema que abrió el concierto fue la genial A ver qué pasa con su correspondiente intro épica.
Si algo puede definir las canciones de Anntona es ironía y capacidad de reírse de uno mismo, como una mezcla entre Javier Krahe e Ignatius. Esto se traduce en canciones como No me aguanto, Arruino todo lo que encuentro o Plástico (presentada por el autor como “así es como se disculpa un hijo puta”), y que en directo no solo provocan un bailoteo, sino que también levantan carcajadas y cantos a viva voz, y es que no hay sensación más placentera que reírnos de nosotros mismos y de nuestro patetismo romántico, ¿verdad? “Si juntamos las pollas de todos los presentes en la sala, no llegaríamos ni a Plaza Castilla. Lo siento pero es así”, anunciaba para introducir Mi pequeño pene y yo y continuar después “por la senda del optimismo” a través de Una mierda como un castillo o Imbécil internacional, con una Moby Dick entregada y coreando ese “No te rajes, Anntona no te rajes” que serviría minutos después para reclamar su vuelta al escenario antes de los bises. Pero no solo de canciones moviditas se nutre Internacional. Aceras anchas fue la canción encargada de aportar el momento íntimo de la noche sonando realmente preciosa. “Saca el mechero”, reclamaba una chica a su amiga como muestra de la atmósfera que se había creado. Con los sentimientos todavía a flor de piel y acordándonos de cierta persona no podía venir mejor (o peor, según la fragilidad de cada uno) Pero te quiero, esa canción cuyo estribillo “soy gilipollas, pero te quiero”, es sin duda una de las mejores y necesarias definiciones del amor.
Después de estos momentos, tocaba volver a la naturaleza cómica predominante en el repertorio. Mató al Fary, la canción que habla de la antigua compañera de clase que mató al cantante en la popular serie de los 90 Menudo es mi padre (Clara Gómez a los coros se partía cantándola), y el hitazo Mi patria en mis gayumbos, terminaba por provocar la euforia de una sala entregada saltando y bailando. Incluso el propio Anntona se bajó a las primeras filas para vivirlo en sus propias carnes. Con la sala conquistada y el público agradecido, el grupo abandonaba la sala para volver a los pocos segundos a petición del respetable. (¡Anda! Tal y como había predicho la voz en off). Los bises trajeron dos sorpresas en formato acústico: Ariadana (Los Punsetes) y Ana (La Bien Querida) se subían para cantar junto a Anntona Podía volar y Tú hueles mejor, respectivamente. Pero las sorpresas no acabaron aquí. Como no podía ser de otra forma, Anntona se guardaba un final de proporciones chanantes con el mítico tema de Elvis Crespo (“siempre se le recordará por hacerse una paja en un avión”), Bésame. Sí, efectivamente, ese tema que hemos cantado en más de una ocasión de madrugada y con cierto estado de embriaguez. De esta forma Anntona y su grupo cerraban un magnífico concierto que fue una bofetada de aire fresco y (necesario) humor al panorama indie nacional.
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