En octubre de 2015, Anni B Sweet tocaba en la Joy Eslava de Madrid para presentar Chasing Illusions (Subterfuge Records, 2015). En aquel concierto, la malagueña cumplió con su labor complaciendo a los asistentes pero todavía dejando la sensación de ser una artista en crecimiento que se esconde tras su guitarra para hacer frente a la timidez lejos de lograr esa seguridad y consolidación sobre el escenario. Un año y medio después y toda una gira a sus espaldas, Anni B Sweet se subió al escenario del Ochoymedio Club para despedir su tercer álbum y dar un paso al frente.
Solo Astra eran los primeros en tomar posesión del escenario. Durante 30 minutos, la formación canaria afincada en Madrid dieron rienda suelta a su LP debut Exofase, o lo que es lo mismo, inundaron la sala de una marea psicodélica. Las letras se diluían en las melodías y si a eso le sumas las luces fluorescentes sobre el escenario, la sensación de colocón placentero se iba intuyendo en el movimiento de cabeza del público que poco a poco iba llenando la sala.
Tras una breve pausa que sirvió para terminar de llenar casi al completo el lugar, se abría el telón (literalmente) y como si de un truco de magia se tratase, aparecía Anni B Sweet y su banda sobre el escenario. Inmediatamente comenzaba una intro protagonizada por los acordes setenteros de la eléctrica que fueron sonando hasta empalmar con Getting Older en el preciso instante en el que Anni se enfundaba la acústica. Con este primer tema perteneciente a Oh, Monsters! la cantante mostró sus credenciales desde el minuto uno a través de su portentosa voz. La andaluza lucía un vestido plateado que le daba un aspecto futurista, espacial, acorde con el sonido de su último trabajo, el cual no tardó en salir a escena a través de Beginner y Knives. “La siguiente canción la compuse en Madrid hace un montón de años perdida por las carreteras”. No hacía falta añadir más para saber que estaba hablando de Motorway, tema de aquel primer LP con el que conquistó a la mayoría de los presentes esta noche, tal y como demostró la alegría con la que fue acogida. Las buenas canciones, por muchos años que pasen, no les afecta el paso del tiempo, y esta canción es uno de esos casos. Posteriormente la banda dejaba a Anni sola en el escenario y esta bromeaba con que era el final del concierto para recoger el clásico "Noooo" del público y así palpar lo bien que estaba yendo el concierto. Únicamente acompañada de su guitarra interpretó de forma hermosa Locked In Verses. Y fue en ese preciso instante, sola ante el peligro, cuando se pudo percibir que algo había cambiado con respecto a aquel concierto del 2015. Transmitía una seguridad y confianza imponente sobre el escenario que se notaba en su forma de afrontar cada canción e incluso en su forma de dirigirse al público ("Esta noche estoy hablando mucho más que otras veces").
Tras una fuerte ovación, la banda volvía a cubrir el escenario para dar paso a un camino de introspección a través de la mágica Onyx Stars ("Nació a través de una conversación conmigo misma que me ayudó a ver las cosas con un poco más de luz donde solo había oscuridad") y la dolorosa Doctor ("Habla del mundo oscuro que todos tenemos dentro").
Después de una energética versión de Chasing Illusion el final de la noche comenzaba a asomarse, "así que hay que bailar, aunque sea raro en mis conciertos". Premisa con la que introdujo Ridiculous Games, tema que ponía el cierre momentáneo al concierto.
Los bises terminaron de redondear el concierto. Por supuesto no faltó la canción más esperada y coreada de la noche: Take On Me, la versión del hitazo (único) de A-ha que con los años ha conseguido hacer suya. Para continuar con las versiones, la malagueña se atrevió con una calcada cover de White Rabbit de Jefferson Airplane que conjugaba a la perfección con su voz. Tampoco faltaron los invitados sorpresas: la ya típica y esperable colaboración con Noni Meyers para interpretar Religión, tema de los Loris, y la aparicíon de un Martí Perarnau vestido con túnica negra para ponerse a los teclados (como ya hiciera en la grabación del disco) y tocar Drive.
Pero la cosa no se quedó ahí. Todavía dio tiempo para sacar a relucir los sonidos jazzeros de Oh I Oh Oh I y demostrar la cantidad de registros e influencias que tiene la compositora malagueña.
Finalmente, y a petición del público, Anni ofrecía Shiny Days como regalo de despedida y así cerrar un concierto en el que dio un paso al frente, un golpe de autoridad para dejar atrás la imagen de chica tímida y frágil del inicio de la gira para dar paso a una artista segura y consolidada que se crece en las grandes citas: justo lo que estábamos esperando.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.