La fórmula musical de Angus y Julia Stone volvía a Barcelona, esta vez a una sala Razzmatazz llena casi hasta la bandera. En esta ocasión aterrizaron para presentar "Snow", su reciente sexto trabajo de estudio y un disco que demuestra que, más que apostar por nuevos sonidos, los hermanos Stone tienen muy claro que lo suyo son las canciones sencillas –que no simples- de aire cándido, algo que les funciona y les ha funcionado a lo largo de estos diez años de carrera. No obstante, "Snow" no evita que a más de uno se le escape aquello de “más de lo mismo”.
Dicho esto, la estructura del concierto pudo haber caído en lo monótono, sin embargo los Stone salieron nuevamente airosos, dejando una sensación de satisfacción entre los presentes. El arranque sí que resultó un poco más frío de lo habitual, ya que comenzaron con tres temas nuevos del tirón (“Baudelaire”, “Make It Out Alive” y “Cellar Door”) que parecen no haber calado todavía en sus seguidores. Todo lo contrario sucedió más adelante con hits como “Big Jet Plane”, capaces de dejar las voces en segundo plano, camufladas entre los coros de las dos mil personas que cantaban con ellos.
Los hermanos demostraron su habilidad con diferentes instrumentos (desde la trompeta a las guitarras, pasando incluso por una cigar-box), acompañados por una banda que vistió elegantemente cada tema de su repertorio. Supieron hilar canciones de pulso lento como “Nothing Else” con otras más aceleradas como “Heart Beats Slow”. Agradecimos las pequeñas variaciones que introdujeron en sus temas, tanto en los más clásicos (“Private Lawns”) como en los recién salidos del horno (“Who Do You Think You Are”, que se transformó en una perla de pop noventero fácilmente bailable). Sin embargo, lo que nadie esperaba es que se marcaran una cover de “Ni tú ni nadie” de Alaska y Dinarama, surrealista, pero francamente acertada.
“My House Your House”, “Snow” y “Oakwood” fueron la tralla final con la que Angus y Julia cerraron la presentación del disco, con confetis, luces y muchas cosas bonitas. Por último, “A Heartbreak” y la intimista “Soldier” pusieron punto y final a una velada muy agradable. Un concierto que no resultó extraordinario, pero que cumplió las expectativas, dimensionando su último trabajo y demostrando que ese “más de lo mismo” se puede ir difuminando poco a poco.
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