Si Amaia ya era la reina de España hace ocho años, tras los shows de este fin de semana en el Sant Jordi Club y el Movistar Arena , no quedan títulos nobiliarios a la altura de su inmensidad. Y lo más mágico es, que a pesar de ello, aún no somos conscientes de hasta dónde puede llegar. Ella no necesita nada más que su voz para conectar con el público, pero como música comprometida con su arte sigue retándose a sí misma para llegar a nuevas fronteras. Una banda con sentimiento de orquesta, el coro de una veintena de personas que la acompañó, y su sorprendente y magistral interpretación del arpa. Sumada a la del piano, que nadie que la conozca duda de su capacidad. Hicieron de la segunda noche del Sant Jordi Club un momento para la historia que “quedará en nuestra mente y ya está”.
Se dice que no existen canciones malas, solo canciones que Amaia no ha versionado. ¡Y qué sublimes son sus versiones! Da igual que vengan del punk, el flamenco o el bolero, que Amaia se sentará a tocarla al piano y te dejará embobado. En esta ocasión pudimos disfrutar de las covers de “Santos Que Yo Te Pinté”, “Ave María”, “Zorongo Gitano” y “Me Pongo Colorada”, de la cual sigo preguntándome cómo podía mover los dedos tan rápido y no fallar una sola nota.
Su gracia y naturalidad estuvieron presentes todo el concierto. Consciente de que “sé que soy muy graciosa” presentó divertidísimos e improvisados momentos en el escenario, como cuando se le rompió el tacón en medio de “Fantasma”, que siguió cantando mientras un técnico le quitaba el otro, para acabar el concierto al más puro estilo de Remedios Amaya. Al acabar la canción, protagonizó otro gran momento preguntando “¿habéis sacado alguna foto de cómo estoy descalza? joder, no queda muy bien yo creo, no sé si es la foto o qué”. No obstante, no se volvió a calzar. El tacón no fue su único problema, “la braga se me está viendo toda” bromeaba y la petaca tuvo problemas para sostenerse. Pero nos dió exactamente igual gracias a la manera en la que lo trató y la calidad del show que presentó.
Pensar que es perfecta, pero a la vez verla natural y humana es lo que hace que sus directos induzcan a un estado de felicidad plena.
La gran sorpresa de la noche fue la aparición de Alizzz que la acompañó para cantar “El Encuentro” y confesó. “Estoy super orgulloso de ti, flipando que hayas podido hacer toda esta movida”. No es para menos, ya que Amaia cantó todas las canciones de su nuevo disco “Si Abro Los Ojos No Es Real” y el público las cantó al unísono, salvo para las que ellos mismos pidieron silencio como fue el caso de “Ya está” o “Yamaguchi”, para disfrutar de toda la majestuosidad de la pamplonica.
A Amaia no le queda nada por probar, y igualmente lo seguirá haciendo. Sin tener que entrar en listas o prostituir su proyecto, seguirá haciendo lo que quiere, y su voluntad no tiene límites. Afortunadamente su talento tampoco. Desde pequeña sabía que iba a ser una artista y a sus 26 años le sobran las tablas. En un show digno de las grandes de la música ligera con una instrumentación propia de las artistas de antaño, Amaia protagonizó este fin de semana los conciertos más monumentales de su carrera. Como hace cada vez que saca disco. Por lo que no hay duda de que se volverá a superar, si es que eso sigue siendo posible. La única gran canción de su repertorio que faltó en el espectáculo es la que mejor define el sentimiento que dejó entre sus fanáticos, y es que “nadie podría hacerlo mejor”.
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