No parece Agosto el mes más propicio para los conciertos en Madrid. El calor y el amago de ciudad fantasma suponen unos duros aliados para la música en directo. Por suerte, el hijo predilecto de Filadelfia no entiende de estaciones. Acompañado por sus fieles Violators, intenta con empeño desarrollar esa línea tan personal que ha deshilachado del rock clásico al contemporáneo. Tarea complicada la de trasladar a un escenario el preciosismo de sus discos.
En directo el resultado se torna contundente en temas como “KV Crimes” o “Puppet To The Man”, pero acusa la falta de gancho en “Wakin On A Pretty Day” o “Girl Called Alex”. Lo intenta también, acústica en mano y sólo en el escenario, con “Too Hard” y “He’s Alright, o en una atmosférica “Runner Ups”, acompañado a la guitarra por Jesse Trbovich. El concierto acelera con la banda al completo. Interpretan una fugaz “Jesus Fever” con guitarrista y bajista a instrumentos cambiados, y se gustan en su versión más grunge con “Hutchback”.
Los bises nos dejarían de nuevo a Vile solo, en un emotivo medley en forma de nana de “Dead Alive” y “Baby’s Arms”, antes de finiquitar a lo grande con una poderosa versión del “Downbound Train” de Springsteen. Concierto con altibajos, que deja latente el talento de un artista al que dicen equivocado de década.
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