Que venga Alice Cooper a tu ciudad es siempre un motivo de celebración. Y es que a sus setenta y seis años sigue siendo uno de los valores más seguros en directo del hard rock y del shock rock internacional. Con la excusa de presentar su nuevo disco “Road” (23), se ha aventurado a hacer una gira por Europa durante este inicio de verano y, curiosamente, su fecha en Barcelona quedaba fuera de festivales masivos y a las puertas del RockFest.
El concierto empezó puntual, con la banda apareciendo en el escenario músico a músico con, cómo no, Nita Strauss subrayando con su guitarra la cara más rockera del actual espectáculo de Cooper.
“Welcome To The Show” fue el tema abanderado de su último disco “Roads” para adentrarse a toda velocidad en un set de clásicos indiscutibles. El público, como era de esperar, se entregó al cien por cien desde los primeros minutos. ¿Cómo no hacerlo cuando suenan seguidas "No More Mr. Nice Guy", "I'm Eighteen" y "Under My Wheels"?
Si a esas alturas de show ya teníamos claro que Alice Cooper está en plena forma pese al paso de los años, la rotunda interpretación de "Billion Dollar Babies" nos lo recuerda. A eso cabe sumarle que el sonido era casi perfecto, algo no suele ser tan habitual como a muchos nos gustaría.
Todo transcurre según lo previsto hasta que, con "Be My Lover", empieza el espectáculo: una fan loca sube al escenario para hacerle fotos a Nita mientras los acólitos de Cooper la detienen y la degollan en directo. Alice nos da la dosis de sangre y shock que siempre esperamos en sus actuaciones. A continuación llegan ese clásico genial y noventas que es "Lost In America” –que, por suerte, ha caído en gracia a toda una generación– o esa pieza infaltable en cualquiera de sus actuaciones, "Hey Stoopid".
Llega uno de los mejores momentos de la noche, Welcome To My Nightmare", con Alice Cooper arengándonos desde lo alto de las escaleras laterales del escenario para, acto seguido, empezar a bailar y maltratar a su maniquí favorito en "Cold Ethyl", volviendo una vez más a esos clichés que tanto nos gustan de él y de su espectáculo. Turno para la aparición de su hija Calico para que, en Go To Hell", Alice cambie las maracas por un látigo con el que fustigarla mientras la banda lleva el tema hsta el solo de batería de Glen Sobel, que será corto y efectivo. Perfecto.
El público no deja de cantar cuando cae el segundo clásico popular de la noche, ese himno que para muchos es "Poison", que dará paso a "Feed My Frankenstein", en la que aparecerá en escena un Alice Cooper gigante que, entre Nita y Ryan, saludará al público moviéndose arriba y abajo del escenario.
Tiempo para una breve pausa durante la que vemos en las inmensas pantallas tras el escenario a un Alice de 1975 acompañado ni más ni menos que por el legendario Vincent Price. Tan emotivo momento dio paso al que posiblemente fuera uno de los momentos menos inspirados de la noche: ver como el solo de Nita Strauss bajando la escalera es la introducción a uno de mis temas favoritos del repertorio, "Black Widow", que desgraciadamente quedará relegado a una jam entre los músicos.
Alice Cooper, tras aprovechar ese jugueteo instrumental entre sus músicos, para tomarse un descanso, toma de nuevo el protagonismo para encarar la parte final del show. Aparece con camisa de fuerza mientras empieza a sonar "The Ballad Of Dwight Fry" y su hija decide tomarse su venganza. Calico saca la guillotina y, en pleno tema, ejecuta a su padre, sacando su cabeza de la cesta y mostrándola como trofeo. Pero la actuación no ha acabado. Todos los fans sabemos que, al acabar la canción, Alice reaparecerá una vez más. Y así es. El legendario artista vuelve enfundado en su esmoquin blanco y enarbolando una bandera estadounidense para tocar "Elected", momento en el que algunos pensamos en que si se presentase a las elecciones de su país quizás no conseguiría ganarlas, pero al menos serían mucho más divertidas.
Y llegamos a la parte final, con toda la banda en primera línea para interpretar uno de esos clásicos atemporales e imprescindibles que es "School's Out", que a medio tema combinan maravillosamente con parte del "Another Brick In The Wall" de Pink Floyd, que dará paso a la presentación de toda la banda. Sin duda la guinda perfecta para una noche en la que bien podría afirmarse que nadie salió decepcionado. Alice Cooper y su banda lucieron como en sus mejores momentos,
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