Alcalá Norte son el grupo de moda de la temporada en curso dentro de lo que, tradicionalmente, se ha dado en llamar la escena del indie patrio. De hecho y de algún modo, el combo coge el testigo de aquellas bandas como Los Planetas que definieron ese lienzo y trincan su parte de un melón que abrieron en su momento Carolina Durante y en el que también tienen reservada porción Biznaga, La Plata o La Paloma. Grupos que apuestan por la presencia de las guitarras en primer plano, huyen del virtuosismo evidente y, a cambio, fían todo a la pegada de una esencia visceral. En el caso de los madrileños, sumando además una fuerte influencia post-punk con The Cure, Echo & The Bunnymen o Parálisis Permanente que lucen sin disimulo en la solapa.
Alcalá Norte se encuentran inmersos en un extensísimo tour peninsular por salas, al amparo de esa distancia corta y sudorosa que mejor les encaja. El combo llegaba por primera vez a la zamorana La Cueva del Jazz en Vivo de la mano de la iniciativa AIE (Artistas en Ruta), y no hicieron sino cumplir con la hoja de ruta establecida al sumar otro sold out a una gira que pinta triunfal. Una sala que lucía el aspecto de las grandes ocasiones, ante las generosas expectativas que preceden a los protagonistas de la velada. Era, en definitiva, donde había que estar la pasada noche del sábado.
¿Son Alcalá Norte, en la práctica, para tanto? Pues quizá no, pero a cambio son una formación efectiva y, sobre todo, necesaria. Necesaria para mantener la esperanza en torno a nuevas generaciones cuando se trata de hacer música con músculo, líneas densas, sombras planeadas y letras inteligentes y urbanas que conjugan costumbrismo, imaginación y acidez a partes iguales. Sesenta minutos en los que sonaron anti-himnos del tipo de “Arteligencia Intificial”, “La sangre del pobre”, “El rey de los judíos (un cosquilleo)”, “Langemarck”, “Supermán”, y, por supuesto, “La vida cañón” como traca final y definitivo detonante en las primeras filas.
Poco (o nada) importa que el sonido sea áspero, porque los responsables del invento no buscan la exquisitez ni tampoco es lo que nadie espera que oferten una vez ubicados sobre el escenario. El sexteto completó un intenso concierto que fue claramente de menos a más, mientras hacían apología del cuñadismo cañí, repartiendo puros o materializando discursos pretendidamente cutres para acentuar lo peculiar de su perfil. Es el rollo de Alcalá Norte. Al cien por cien. O lo tomas o lo dejas. Comulga o déjalo pasar, porque es lo que hay. Son las conclusiones liberadas de dobleces que dejaron, a su paso por lo ciudad, los del barrio de Ciudad Lineal. Bien está.
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