Inagotable Pla
ConciertosAlbert Pla

Inagotable Pla

7 / 10
Don Disturbios — 27-01-2021
Fecha — 26 enero, 2021
Sala — Teatre Borrás, Barcelona
Fotografía — Archivo

Inagotable. Albert Pla es inagotable en todos los sentidos. Pocos artistas se han mantenido más activos que él en tiempos de pandemia. Que si ahora cuento la historia de los Borbones y me hago 'youtuber'; que si toca ir a la radio a soltar esas barbaridades con las que tanto ríen escandalizados los catalanes; que si hay que promocionar mi libro; que si me embarco todos los martes durante más de un mes a cantar mis cancioncillas en el Teatro Borrás de Barcelona... Pero es que el público, su público, tampoco parece agotarse nunca de Albert Pla. ¡Da igual que le hayan reído las gracias una o mil veces! Le seguirán festejando sus canciones aunque se conozcan las historias de memoria. Y es que el espectáculo de Albert Pla va más allá del simple concierto, que lo es. Porque no es lo que canta, sino como lo canta. En eso Albert es un genio indiscutible. Sabe interpretar su repertorio en el sentido estricto del verbo. Teatraliza con gestos, miradas y voz esos temas río con sus historias disparatadas que todos conocemos. Las que disfrutamos especialmente cuando verbaliza con todo lujo de detalles como cagarse en la puta cara de un banquero. Ahí todo el mundo empatiza y hasta se le perdonan los chistes malos como el de la hipoteca: ¡Pobre hipopótamos! También tienen derecho al baile (sic).

Albert Pla sale al escenario del Teatro Borrás con la única intención de mostrarse genuino. Sin artificios, aditivos o parafernalia de apoyo. Bueno, excepto la de un ampli Marshall tuneado más falso que Miquel Iceta y con el que parece manejar los tres recursos básicos de los que se rodea: sonido, luces y humo. El mismo humo que sale de la colilla de Carlos Cuesta, último descendiente de 'Monstessuma', que provoca la celebrada caída del Imperio Americano. El mismo humo que dota de ambiente los bailoteos del "Urelio” que se mueve por el “El lado más bestia de la vida”; el que recrea la niebla leridana en el viaje más cafre de su “Juerga Catalana”, el que le da cierta intimidad para follarse a la "Antonia Font", cagar a “Marcelino Arroyo del Charco” o en el fondo desplegar una irresistible colección de clásicos de su repertorio, en el que solo faltan el necio de Joaquín, “Insolación” y el “Bar de la Esquina”. Porque el “Sol de verano” nos lo regala como último bis, acompañado por las entusiastas palmas de los presentes. Canciones de sobras conocidas que logran el efecto deseado de hacernos olvidar por más de una hora lo “raro” que  resulta lo de la pandemia. Incluso nos hacen olvidar que el otro bis elegido por el artista catalán sea “Los Ojos”. Canción de bajona que no parece la más adecuada para el tramo final de un concierto que se basa, sobre todo, en su álbum de 2008 “La diferencia” (añadan “Buscando”, “Ciego” o “Corazón” a las ya nombradas del disco). Una selección que provoca la sensación -falsa- de que nada se ha movido en el universo Pla desde hace más de diez años. Pero da igual porque Pla es inagotable.

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