Con el lanzamiento de sus instrumentos y alzados a hombros de un público totalmente cómplice, Aina se despidieron definitivamente de los escenarios. Un lamentado y sentido adiós que tuvo como final absoluto un fiestón por todo lo alto en el emblemático entorno de Sant Feliu de Guixols. No sonó más que lo previsto: el repertorio que la banda había escogido para esta gira donde al set habitual se unieron versiones de AC/DC y Jawbox y se repescaron antiguos temas. Pequeños regalos que contribuyeron a subir aún más los ánimos de una parroquia con ganas de pasarlo en grande (en especial esa agitada crew de Bcore) donde el crowd-surfing, la invasión de escenario o las apariciones de espontáneos (impagable la imagen de Jordi Bcore navegando hasta el micro) fueron motivos recurrentes de un acto cuya emotividad fue reconvertida a jolgorio generalizado. Cubiertos de confetti, los cuatro Aina se encontraban por última vez en las tablas con el mismo objetivo de siempre: ir a por todas. Una noche especial, en comunión total con el respetable, y en la que las sonrisas se prodigaron, en su hora larga, para despedir a los rostros omnipresentes. Una creciente sensación de pérdida que cobró definitivamente vida al sonar la música de fondo. Un bonito final.
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