Vibrando hacia la afonía

Con su lleno absoluto, la cita en Mardi Gras con Aiko El Grupo prometía ser una de esas noches de predecible afonía que, durante el invierno, solo pueden vivirse en las salas de toda la vida, y en donde la conexión entre banda y público es casi tangible. Las entradas agotadas semanas antes confirmaban dicha expectativa y, como era de esperar, no defraudaron, apoyados por una joven audiencia que vibró con cada tema, sin dejar de cantar ni un solo segundo.

Teresa Iñesta lidera la banda como una verdadera fuerza de la naturaleza sobre las tablas. Encargada de micro y guitarra, domina el escenario con una actitud desbordante, llevando cada canción a otro nivel. Acompañada por Lara (guitarra y voz) y Bárbara (teclados y voz), y con un batería que impuso un tremendo aplomo en cada golpe, la banda presentó un setlist lleno de munición. Clásicos, con títulos incontestablemente originales y explícitos, como “A mí ya me iba mal de antes”, “Niños furbito y niñas lo que sea” o “Es la forma que tienes de ocultar algo que hay en tu mente” agitaron al público una y otra vez. También hubo espacio para la reinterpretación, como la relectura del “Toro” de El Columpio Asesino, que encajó perfectamente en esa atmósfera eléctrica que se respiraba en la sala.

Lo más sorprendente de la noche fue ver cómo su directo desbordó las expectativas. A pesar de que en estudio su sonido puede tener tintes entre el punk y tontipop, en el escenario Aiko El Grupo se mostraron mucho más contundentes. Cada canción fue un torrente de energía, mucho más crudo y visceral que en su versión grabada. La sensación de que casi no quedaron canciones fuera del setlist dejó claro que la banda está en un momento creativo desbordante. Aiko El Grupo no es solo un proyecto musical, sino también una experiencia que se desgarra en cada estribillo con un directo que trasciende las etiquetas.