En el año en que seis de los planetas reconocidos se alinearán durante el mes de enero, Logroño fue testigo del inicio del fenómeno. Y es que, si hubo una banda triunfadora, fue la de nombre homónimo. La primera de las dos jornadas del escenario principal de Actual Festival, la del viernes, presentaba un line up que conjugaba juventud y veteranía (aunque, como veremos, con resultado dispar).
Psycho Rebel front abría la noche tras haber sido los ganadores de la Batalla de Bandas de la edición anterior. La banda, formada en la ciudad en 2018, aprovechó la ocasión para demostrar toda su energía haciendo vibrar a un Palacio que poco a poco iba poblándose hasta llegar a completar el cartel de no hay billetes. Su concierto sirvió para, además de sus temas anteriores, presentar su nuevo álbum, “Cosmic Fingers”. Sin duda, un premio en forma de oportunidad que, seguro, seguirá abriendo puertas a la banda. Se agradecen este tipo de propuestas pues son soplos de aire fresco y permiten alcanzar cotas que, en un mercado tan difícil como el musical, y aún teniendo la calidad suficiente, pueden no llegar nunca.
Tras los riojanos, entraba en escena Mando Diao, secundados por una gran iluminación y cobijados por una escenografía inspirada en el Art Decó, arrancaron su concierto con "Frustration". La que ha sido una de las bandas punteras de la escena independiente internacional, con un Dixgård en modo frontman, buscaron siempre la comunión con un público que, desafortunadamente, nunca llegó a conectar del todo. Y gran parte de culpa la tuvo su sonido, que no llegó a encajar en ningún momento en el recinto, echándose de menos, durante todo su show, una potencia mayor. El hormigón del graderío sólo vibró con "Dance With Somebody", en una sonorización que adoleció de una mejor ecualización y que echó de menos mucha más potencia para su rock´n´roll.
Sonaron temas como "I´m on fire", con toques country y gran actitud rock, al igual que "Fire in the hall". "Stop in the train", con una línea de teclado realmente alegre, fue otro intento de vínculo con la masa, que seguía sin devolver el esfuerzo de los suecos. La roquera "God Knows", cuyos acordes te trasladan, directamente, a la época más brillante de lo banda, o "Long Long Way", de su álbum "Bang". En "More More More" los escandinavos se agruparon en el centro del escenario, como queriendo arroparse. De nuevo Dixgård, en casi un acto de fe, intentaba congeniar con el público. La puesta en escena tenía sentido, era coherente; sin embargo, la remontada parecía lejana. En nuevo guiño emocional alabaron las bondades del país, dejando claro lo mucho que lo quieren, y recalcando que, sobre todo, tenían predilección por la zona norte. Pero no, no hubo manera, Mando Diao se esfumaba poco a poco y, la ilusión de muchos, se iba con lo que estábamos viendo. Y es que no fue un mal concierto pero faltó ese “algo” que consigue que pase a la memoria colectiva y que, años después, aún sigas haciendo referencia con algo así como un “te acuerdas de la noche de…”.
La recta final comenzaría a encararse con la más electrónica de sus canciones de la noche, "Money doesn´t make you a man" (cuya ejecución, por momentos, recordó a los Future Islands), "Down in the past" (cambiando el rumbo hacia las guitarras, en lo que, como se demostró en directo, es todo un hit), "Gloria" (uno de los temas más reconocibles de la banda y que pasó casi desapercibido por una palpable falta de graves, nitidez, presión e, incluso limpieza), "Black saturday" (en la que, durante los primeros momentos del tema el vocoder hizo acto de presencia), "Get in on" y, por último, su hit por excelencia, ese tan aclamado a lo largo de lo años y que es capaz de poner a bailar a cualquiera, "Dance With Somebody". Y fue en este último cuando, ahora sí, el sonido pareció romper, sonando a la altura de lo que se esperaba en un concierto de los Mando. Demostraba que se podía y que, sin embargo, no se consiguió. Así, los suecos pasaron por Logroño dejando un sabor agrio, como de oportunidad perdida. Si bien actitudinalmente poco puede echárseles en cara, lo anteriormente comentado hizo que el resultado fuese más bien pobre y mucho menor de lo, a priori, esperado.
Y entonces, Los Planetas comenzaron a alinearse. Saltaban a escena los granadinos en su gira de glorificación de, quizás, su mejor álbum, "Súper 8". El concierto se dividiría en dos partes claramente diferenciadas, la reejecución del mítico LP (para muchos, la parte más emocionante de la noche, tanto a nivel musical como emocional) y una parte final a base de algunos de sus temas más destacados.
La noche viraba hacia otro universo, el de una banda que ha sabido crear una atmósfera sonora propia, genuina. Y es que, desde los primeros acordes de De viaje, el hormigón parecía despertar. “¿Qué ha pasado con el sonido del Palacio de los Deportes?, ¿es otro?”. Los de Jota desgranaron el mítico álbum sin mostrar piedad, con esa energía contenida tan característica que ya quedó palpable en su inicio y que continuaba creciendo con "Qué puedo hacer". Destacables fueron los momentos de las distorsiones guitarreras de 10.000, otros como la intensidad de Rey sombra o como la maravillosa línea de bajo que acompañó a "Desorden". Con Jesus volamos, su intensidad y ejecución superaron, incluso, a la versión del disco.
Todo cuadraba. Una escenografía mágica junto con las alucinantes proyecciones que acompañaron a la banda que, además, rotulaba las letras de las canciones (en, quizás, uno de los conciertos más nítidos, en cuanto a voz, que se recuerdan al grupo). “Quién no entiende ahora a Jota, ¿eh?” , decían algunos. Con un sonido realmente bueno, Los Planetas hacían las delicias de los “puretas”, terminando el repaso con la brutal ejecución de la La caja del diablo, en lo que suponía la culminación de lo que había sido un viaje al pasado, hacia la psicodelia, e incluso lo onírico.
Lo habían conseguido, Actual les esperaba y ellos no defraudaron. Jota dio las gracias por la presencia en ediciones pasadas. Y es que su presencia es recurrente desde aquella de 1994 (aún casi desconocidos, en un concierto gratuito en la desaparecida sala Yo qué sé). También estuvieron presentes en las ediciones de 1997, 2001 y 2008. Tras "Súper 8", colofón con muchos de sus hits, "Segundo Premio", "Corrientes circulares"… “Aprovechando que es Navidad…”, decía Jota, ante el asombro general, dando paso al "Tamborilero". El villancico, que muchos no entendieron (e incluso hubo murmullo crítico), ha sido publicado recientemente por El niño de Elche, junto con Florent y Eric (que no estuvo presente pues, durante la gira del álbum, está siendo sustituido con solvencia por Roberto Escudero). Por tanto, el guiño a las fiestas también lo fue para algunos de sus más fieles compañeros. Misterio resuelto.
Aún quedaba tiempo para seguir emocionando con "Un buen día", "Santos que yo te pinte", "Mi hermana pequeña", "Pesadilla en el Parque de Atracciones" e, incluso, un cambio de rumbo con la luminosa ejecución de "Alegrías de Granada".
"Cumpleaños total" sería el broche a un concierto épico que será recordado por su sonido y ejecución, con unos Planetas que, a pesar de su longeva carrera, demostraron poder seguir brillando durante muchos años más. Fue volver a sentir nuestra adolescencia y cómo, aquel CD de colores brillantes, volvía a girar en nuestras cabezas como lo hizo, durante horas, en las minicadenas de antaño.
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