Aguantando el tirón
ConciertosActual

Aguantando el tirón

7 / 10
Marta Ezquerra, Edu Angulo y Diego M. Continente — 12-01-2022
Fecha — 02 enero, 2022
Fotografía — Actual

Actual 2022 llegaba como un auténtico soplo de aire fresco para el panorama cultural de la capital riojana. El festival, que celebra su segundo año en pandemia y esta vez en plena oleada de restricciones, estuvo más condicionado por el Covid-19 de lo que se había previsto, obligado a mermar considerablemente su programación y con un auditorio semivacío.

Todo apuntaba a que la bienvenida del 2022 sería algo más tranquila que el año pasado. Pero contra todo pronóstico, el primer festival del año se ha visto afectado por la incidencia de la nueva variante. A una semana de celebrarse, el festival anunció la cancelación de veinte de sus sesenta eventos programados. Así pues, quedan atrás los vermuts musicales que caracterizaban al festival, aunque, bajo la promesa de que estos conciertos, entre los que se encontraban artistas como Tulsa, Queralt Lahoz o The Crab Apples, se retomen durante los próximos meses.

Las expectativas estaban bastante altas este año. La relativa falta de criterio artístico de ediciones anteriores, que amalgamaban propuestas dispares sin demasiada cohesión y que desmerecían el sobrenombre de “Escenario de culturas contemporáneas”, parece ir encaminándose con este nuevo cartel. El culpable es Santiago Tabernero, el nuevo director artístico al mando del Actual, que hasta entonces no disponía de una figura similar, y que en esta edición tenía la firme intención de devolver al Actual ese papel prescriptor que llevaba años algo desdibujado.

Aunque el eclecticismo sigue patente, Actual ha apostado esta vez por las nuevas tendencias con grandes promesas como Sen Senra o Maria Arnal i Marcel Bagés, el rotundo éxito de Rigoberta Bandini y la nueva diva latina Nathy Peluso, aunque también ha habido clásicos del pop español como Kiko Veneno y Ariel Rot o Juan Perro.

Sin embargo, el cartel se ha ido derrumbando poco a poco. La ausencia de Gabriel Garzón Montano fue seguida por la noticia de que el festival cancelaba veinte de sus sesenta espectáculos con motivo del Covid-19. En el Riojaforum, una afluencia muy desigual a los conciertos marcó el transcurso de esta 32ª edición que, pese a prometer mucho, ha funcionado a medio pistón, con salas que se quedaban cortas y auditorios que resultaban enormes para albergar muchos de los “Grandes Conciertos” programados. La cancelación a última hora de Maria José Llergo por un positivo en su grupo terminaba por minar lo que quedaba de Actual en la última jornada del festival.

Fue allá por 1993 cuando Kiko Veneno y Juan Perro vinieron dando el cante en una pequeña gira por teatros, apenas 14 conciertos, y que se llamó oportunamente «Juan Perro y Kiko Veneno Vienen dando el cante». Todo parecía apuntar a que, casi treinta años después, ambos se reencontrarían con ocasión del Actual. Los artistas compartieron día y salas contiguas, en dos conciertos que prácticamente se solaparon. Sin embargo, nos tuvimos que conformar con disfrutarlos por separado. Primero fue el turno de un dicharachero Santiago Auserón, al que acompañaron cinco instrumentistas, que nos fue presentado cada una de sus canciones. Juan Perro nos ofreció lo mejor de su repertorio en solitario, ese mestizaje de son, jazz latino, bolero y todo lo que se le tercie, que tuvo que improvisar a capella y solventó con maestría los problemas con su guitarra para terminar con el gran clásico de Radio Futura, “Semilla Negra”. Más de dos hora de concierto con un sonido espectacular en el que no solo lució la voz de Auserón ya que la banda nos obsequió con numerosos solos, principalmente de trompeta y clarinete.

Ariel Rot y Kiko Veneno fueron los encargados de inaugurar Actual, que presentaron en el ciclo nocturno el primer concierto de su gira “Un País Para Escucharlo”, una adaptación del programa homónimo de Televisión Española en el que Rot recorría cada región para conocer a sus músicos más representativos. Un blues de Memphis dio la bienvenida al público que había agotado las entradas. Con “Dulce Condena”, cantada a dúo por los dos, encandilaron a un público que entre palmas y coros, contuvieron sus bailes en los asientos como buenamente pudieron. Protagonismo a partes iguales en un duelo entre la guitarra acústica de Kiko y la eléctrica de Rot. “Esta es la primera vez y probablemente la única que toquemos esto” dijo Ariel Rot. Y es que, aunque su concierto en Actual es solo el inicio de una gira, los músicos invitados son distintos en cada lugar.

En su deseo de incorporar artistas autóctonos al formato, los músicos cedieron el escenario a Messura, grupo logroñés de futuro prometedor que agradecieron a Rot y Veneno por “dar visibilidad a las bandas de provincias”. Un enérgico Coque Malla se uniría más tarde a los dos músicos. “Dos de mis héroes a cada lado y yo en el medio”, señalaba enorgullecido el ex cantante de Los Ronaldos. “Joselito”, “Me estás atrapando otra vez” y “Berlín” sonaron a tres voces en una acertada compensación de fuerzas. La química fluía entre los músicos, que no dejaron de bromear entre canción y canción.

Más tarde, llegó el turno de Fetén Fetén, los dos multiinstrumentistas folklóricos burgaleses que hicieron las delicias del público con su virtuosismo del violín y acordeón. Rozalén subía entonces al escenario visiblemente nerviosa: ella misma revelaba “me da respeto estar aquí”. A más de uno se le erizó la piel una imponente versión de “La Puerta Violeta” en la que la voz potente de la albaceteña se fundía perfectamente con el acordeón de Fetén Fetén, haciendo completamente suyo un escenario plagado de artistas. Los momentos más íntimos del concierto se vivieron con “Bar Soledad y Obvio”, cuando los que los dos amigos, completamente solos, desnudaban sus canciones con el único acompañamiento de su guitarra. La noche avanzaba y llegaba la hora de los grandes clásicos. “Mercedes Blanco”, “Milonga del marinero y el capitán” y “Echo de Menos” sonaron como si no pasaran los años para estos dos gigantes. “Enamorao de la vida aunque a veces duela…” anunciaba Veneno su última canción. Fetén Fetén, Rozalén, Messura y Coque Malla se unieron a Kiko, Rot y los cuatro músicos de la banda para bailar juntos “Volando Voy” en una celebración de la música, una auténtica fiesta en el escenario en la que los dos grandes de la música española demostraron ser los perfectos maestros de ceremonias: protagonismo compartido por todos los músicos y una fuerte ovación del público despidieron la primera velada del Actual.

Sen Senra dejó un sabor de boca agridulce, quizás más dulce que agrio, pero nos dejó con la sensación de que podía haber sido espectacular y quizás se quedó en un buen bolo. Porque el gallego, en un formato íntimo (la verdad, muy apto para la sala de congresos de Riojaforum), pudo haber alcanzado la excelencia si bien se hubieran retocado un par de detalles. ¿Cuáles? En ocasiones todo resultaba muy previsible, con un exceso de formas pregrabadas que deslucieron en exceso la puesta en escena de la banda (Sen apareció acompañado por un dúo de batería y teclado/guitarra, siendo él quien, en varios temas, tocaba también una segunda guitarra). Esa dinámica deslució temas como De ti, en el que le acompaña Julieta Venegas y a la que resultaba impactante escuchar -de una manera tan clara- y no encontrar. Pero no sólo fue ese momento, sino que en varias ocasiones más se notó que Senra estaba “solo” ante la proeza de llenar ese lugar por medio de su voz.

Sin embargo, no todo son contras ya que la propia actitud del músico y su puesta en escena, descarada en momentos y cargada de pasotismo en otros, fueron claves para entender el devenir de los escasos cincuenta minutos de bolo (otro de los detalles que hicieron que el público echase de menos un poco más de duración o, al menos, un bis que fue pedido pero que nunca llegó). Un bolo que empezó muy íntimo, con temas como “No me sueltes más” o “Por ti”, pero que pronto despegaría tras los primeros acordes de “Sublime”, tema coreado por la media entrada que se dio cita la noche del día 3. “Me valdrá la pena” sería la siguiente en su setlist, aunque problemas en la ejecución hicieron que el tema parase de raíz y no volviese a sonar. Después, “Globo” sirvió como bálsamo e hizo que se olvidase el traspiés anterior. Parece que sirvió como redención del fallo -y la no disculpa- del tema anterior. El espectáculo intercalaba momentos mucho más personales (como el que ofrecería “Nada y Nadie”, en el que se volvía a lo más personal, sentado, acompañado a la perfección de los ritmos de la batería que hicieron que se generase uno de los momentos más especiales de la noche) o “Tumbado en el jardín viendo atardecer”, en el que sería el sintetizador quien llevaría el peso junto al cantante. Destacar, en este momento, los juegos de luces e iluminación que, durante todo el concierto (y en muchas de las noches del festival) crearon una atmósfera perfecta que maridaba a la perfección con el intimismo del lugar en el que se celebraba.

Aún quedaba dinamita, siempre contenida, para el final. las celebradísimas “Euforia”, “Perfecto”, “Wu Wu”, o “Ya no te hago falta”, alternarían con momentos mucho más personales como el que protagonizarían Senra, vocoder y teclados, en “Tienes reservado el cielo” (quería parar el tiempo, y lo paró). Y así terminaba un concierto en el que destacó la iluminación y un sonido impecable, pero que también presentó sus sombras y dejó a Actual con la sensación de haber podido presenciar algo enorme y quedarse con ganas de (algo) más.

Es probable que Rodrigo Cuevas no pase a la historia de la música como el gran reivindicador del folclore asturiano, sino que más bien lo hará como cabaretista, cupletista, crítico social y provocador en las proclamas con las que nos obsequió entre canción y canción, esas que nos canta para entretenernos mientras habla. La puesta en escena de Rodrigo Cuevas comenzó desde lo alto de la sala, recorriendo el pasillo central con su madreñas como si de una vedette cabaretera se tratara, iniciando así un espectáculo que detuvo porque el aplauso recibido no lo consideró suficientemente caluroso. La jota, la canción tradicional, el cabaret, la copla, el cuplé y la electrónica se entremezclaron sin ningún pudor y con la frescura del que se sabe y lleva la diferencia por bandera.

Acompañado de un percusionista (Juanjo Díaz) y una contrabajista y teclista (Mapi Quintana), cabe destacar su capacidad vocal y su teatralidad, su sola presencia sería suficiente para sostener el espectáculo. Con constantes cambios de ritmo, tan pronto tiraba de castañuelas como de pandereta, y con sentimientos, tan pronto nos hacía reír con su ironía como reflexionar con su encanto.
Cuevas cumplió con las expectativas generadas ante una sala repleta que disfrutó de una actuación en la que la pasión y el amor del asturiano por lo que hace quedó patente y dio sentido al concepto del festival, diluyendo la línea entre folclore y modernidad de manera que hasta los más puristas pudieron disfrutar del concierto.

Desgraciadamente, a la cita faltó el neoyorkino Gabriel Garzón Montano, músico multiinstrumentista que había demostrado su valía desde su EP debut “Bishouné: Alma del Huila” allá por 2014 y que traía, junto al sueco Jay Jay Johanson, una de las únicas propuestas internacionales del festival. La ausencia del músico, anunciada semanas antes de la cita, atribuida a causas ajenas al festival, fue sustituida por el rapero sevillano ToteKing. El veterano del rap español presentó en el Actual su recién salido “The Kingtape”, en el que se corona como el rey de la escena, y lo hizo acompañado de Jaime Lorente, actor conocido internacionalmente por su papel en Élite y La Casa de Papel que prueba ahora suerte en la música y con quien comparte productor, Pablo Gareta.

Lorente y Gareta fueron los primeros en subirse al escenario la noche del martes en un concierto que pasó sin pena ni gloria. Las condiciones no ayudaban: un auditorio enorme prácticamente vacío y el poco público que había asistido permanecía sentado. “Corazón”, su tema más “popular” dio inicio a un concierto en el que el murciano cantó varios temas inéditos, además de los ya conocidos “Sra. Smit” o “Saturday”, todos ellos una mezcla de rap y pop con bases electrónicas. El actor se movía frenéticamente por el escenario desgarrándose la voz en cada canción pero su energía no sirvió de nada para templar los ánimos del público. Los temas discotequeros y bailables que tal vez habrían encajado en otro formato resultaban totalmente contradictorios con el ambiente casi decadente que se vivía en el Riojaforum. El resultado fue un concierto insulso y unos artistas que no fueron capaces de controlar las dinámicas de un concierto.

La entrada de Toteking al escenario fue como un advenimiento para unos asistentes que ya se empezaban a impacientar. “No hay manera” fue el tema de bienvenida con el que Tote nos hizo entrar en calor. “Ya ni recuerdo la última vez que vine a Logroño” anunciaba a su entrada el sevillano, que no venía solo. Detrás de la mesa estaba DJ Nexxa, que lleva años acompañando al MC en sus conciertos, y junto a Toteking, el también sevillano Enjoy Canoa, que hizo los coros. Tote escupió las rimas afiladas de su celebrado “King Tape”, recién salido a la luz, con el debido reconocimiento del público. Sonaron a todo volumen canciones como “Totehijoeputa”, “Matando la liga” o “Brindis” que cantó en ausencia del rapper del colectivo Space Hammu Easy-S y también alguno de sus clásicos. El rapero de La Alta Escuela demostró que el old school se puede reinventar en un concierto ruidoso y potente en el que la ausencia de público se lo puso muy difícil.Tanto Jaime Lorente como Toteking fueron la prueba viviente de que tratar de encajar un concierto de rap en un auditorio no tiene ni pies ni cabeza.

El estilo de Nathy Peluso no deja indiferente a nadie. Así lo demostró en su concierto el pasado miércoles. Euforia general entre el público que recibía a la argentina con un sold out en toda regla y un estruendo ensordecedor que pocas veces antes se había vivido en el Riojaforum. No fue para menos, ya que Peluso llegó al escenario como un huracán para presentar íntegramente los temas de su reciente “Calambre” en la que fue la última fecha española de su “Calambre Tour”. Para sorpresa de muchos, no hubo bailarinas, (tampoco las necesitó), pero sí una banda de siete componentes con sección de percusión, trompeta y trombón de varas, que incorporaron al concierto sonidos de salsa, R&B y boom bap. Los primeros temas del concierto, “Celebré”, “Buenos Aires” y su versión de “La Despedida” de Daddy Yankee se sucedían sin descanso ante una multitud que todo lo recibía con avidez.

La porteña constató lo que ya sabíamos: Nathy es una show woman por naturaleza. Unos ventiladores ondeaban su pelo mientras la artista se contorsionaba sobre el suelo en posturas imposibles y en constante movimiento. Una por una, fue lanzando tres rosas rojas al patio de butacas tras una performance teatral que enloquecía al público con cada paso. La fuerza atronadora del espectáculo encontró muy pocos momentos de calma. El primero se vivió cuando Peluso cedió por un momento su protagonismo arrollador a la banda con una pequeña improvisación de cada músico al estilo Big Band. Más tarde, regresó la paz con un sentimental “Arrorró”, el tema más íntimo de “Calambre”, sin apenas acompañamiento y con los efectos vocales potenciados al máximo. Además de sus últimas canciones, también sonaron “Corashe” y “La Sandunguera”, dos de los temas que catapultaron a la artista hace ahora cuatro años. Momentos de locura se vivieron cuando empezó a sonar el beat de su “Bzrp Session vol. 36”, la sesión más escuchada del argentino, que fue capturada por las cámaras de la mayoría de asistentes. El concierto iba finalizando pero nadie parecía querer irse a casa. Un poderoso “Business Woman” levantó de nuevo al público de sus asientos (aunque muchas ya permanecían de pie entre canción y canción) y “Agarrate” fue la canción de despedida, un particular tema que comenzaba como un tango para cambiar repentinamente a un hip hop agresivo y descarado.

El show de Nathy Peluso marcó un punto y aparte con respecto a la acogida del público frente al resto de conciertos. Con una energía inagotable, y una espectacularidad que roza lo histriónico, Nathy Peluso dejó bien claro que quiere convertirse en la próxima diva, en lo que resultó un auténtico baño de masas.

A las 22:30, con puntualidad europea, se apagaban las luces y daba comienzo el show de la jornada del jueves. Era el turno del sueco Jay Jay Johanson, que venía al festival riojano con motivo de la gira de presentación de su recién publicado “Rosrchach Test”. Cualquiera diría que las gradas, semivacías, eran las mismas que habían visto ayer el torbellino de Peluso. “Why Wait Until Tomorrow” daba la bienvenida a los rezagados que iban llegando al auditorio a cuentagotas. A Jay Jay le acompañaban en el escenario dos músicos: un pianista que alternaba teclados y piano de cola, y un batería. De acuerdo con su estilo, el músico nórdico escogió una puesta en escena sencilla en la que el protagonismo lo cobraba una gran pantalla que proyectaba escenas costumbristas rebobinadas, grandes ciudades, el tránsito de coches a cámara rápida, televisores y caras serias que transitan por espacios urbanos, una reflexión amarga del modo de vida actual.

Canciones antiguas y nuevas se iban intercalando conforme avanzaba el concierto. Delicado, melancólico y punzante, sonó “So tell the girl that I’m back in town”, tema extraído de su ópera prima que vio la luz hace 27 años. Su voz particular y su estilo difícilmente clasificable que bebe directamente del trip hop y el jazz se hicieron patentes en todo el concierto, que brilló también por las aportaciones de los músicos, si bien los sonidos pregrabados de trompetas desmerecieron los instrumentales. El músico cantó también su reciente “Not time yet”, esta vez aderezado con un teclado con ecos shoe gaze, y “Dilemma”, un blues cáustico y oscuro dedicado a una ex. Una voz casi robótica dio entrada al sentimental “Far Away”, otro de los clásicos del cantante. El Riojaforum vivió un momento de conexión en el que el público se unió a la banda para silbar “I Heard Somebody Whistle”, la canción más célebre del autor, que sirve de intro para la serie “Foodie Love” de Isabel Coixet. Por lo general, el concierto transcurrió a un ritmo lánguido pero con la elegancia magna que caracteriza al crooner sueco.

Tal es la fuerza de Rigoberta Bandini que con apenas una docena de canciones a sus espaldas, Paula Ribó y su banda se subían al escenario habiendo agotado las entradas en una hora. La formal sala de cámara vivió una auténtica fiesta: bromas, bailes, gritos y una alegría contagiosa fueron la tónica general de la tarde del viernes en el Riojaforum.

El concierto, en el que sonaron todas las canciones de Rigoberta, empezó muy arriba con “In Spain We Call It Soledad”, tema con el que saltó a la fama. Además de canciones como “Julio Iglesias”, su veraniego “A Ver Qué Pasa” o “Que Cristo Baje”, sonó también su particular versión del clásico de Marisol “Corazón Contento”. Pero sin duda, el momento clave de la noche llegó con “Ay mamá”, la canción con la que Rigoberta Bandini aspira a representar España en Eurovisión, que fue recibida al grito de “Rigo Eurovisión”. Mientras interpretaba la canción, que sonó en directo por primera vez, Paula Ribó hacía honor al verso «Sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix» levantándose la camiseta con su compañera (huelga decir que al día siguiente, la catalana se despertó siendo noticia y trending topic nacional). Ribó hizo un guiño al tema de Caillou, al que puso voz cuando tenía siete años. Otro de los momentos álgidos fue su interpretación de “Perra”, plagado de dobles sentidos, y que en este caso, los cuatros miembros de la banda se tomaron en su sentido más literal: con una coreografía a cuatro gatas sobre el escenario.

Era difícil saber quién se lo estaba pasando mejor, si el público, que se encontraba en una euforia colectiva, o la banda, que bailaban incansablemente. Y es que por la química, se podía intuir que a sus componentes no solo les unía el oficio. La banda la forman los primos de Ribó, Juan (pad) y Belén Barenys (coros) y su pareja, el cómico Esteban Navarro (teclados). Una espectacular Belén Barenys acaparó el protagonismo en varios momentos de la noche con su puesta en escena visceral y magnética y su singular naturalidad sobre las tablas. El concierto terminó paradójicamente con su primera canción, la emocional y archiconocida “Too Many Drugs”. Rigoberta plasmó en el Actual su actitud siempre polémica, sincera y vital, y demostró que sus canciones, aún recién publicadas, ya son himnos. Eran solo las nueve cuando terminó el concierto, pero salimos de la sala como quien busca un after tras cerrar la discoteca.

La noche del siete de enero sucedió algo mágico, todo estaba en su lugar. Todo dispuesto para que tuviese lugar uno de los momentos más imponentes que, por su puesta en escena y musicalidad, quedarán grabados en la historia del festival. Y es que lo que aconteció va más allá de lo contemporáneo o lo clásico, de lo medieval, de lo onírico, de lo trovadoresco, o de la más rabiosa actualidad. Todo se encontraba dispuesto para dar rienda suelta al ARTE (en mayúsculas).

Y es que lo sucedió no se trató sólo de un concierto, fue un espectáculo en el que, con una puesta de escena apabullante, la banda trascendió mucho más allá de la música. María comandaba a las “sibilas” (acompañada, a la perfección, en los coros, por Marta Torrella y Helena Ros -Tarta Relena) y Marcel, junto con David Soler, ponía el resto (ritmos, percusiones y guitarra). Juntos, de blanco inmaculado, en un escenario con varios peldaños, fueron capaces de navegar por diferentes épocas históricas, combinadas a la perfección con los arreglos electrónicos más vanguardistas. Un ritual artúrico, una tragedia contemporánea, el teatro más innovador, una catarsis hipnótica en la que el público fue parte absoluta del espectáculo quedando sumergido, embelesado, por más de hora y media de magia. Porque tras su paso hace unos años por Actual, el dúo catalán María Arnal y Marcel Bagés dejó claro que Clamor ha sido su absoluta evolución, una redimensión de lo tradicional para convertirse en la más rabiosa actualidad.

Desde la intro y “Milagro”, se atisbaba la épica que inundaría Riojaforum (que, otra vez, se convirtió en el escenario perfecto). “El Cant de la Sibil.la”, “Tras de ti” o “Meteorit Ferit”, fueron momentos en los que la presencia femenina inundó el escenario de manera evocadora. El catalán y el castellano, que alternaban momentos, se convirtieron en un lenguaje universal, el de la belleza de la música. “Canción de ti” (versión de Las Víctimas Civiles) o “45 cerebros y un corazón” (inspirada en la fosa común de La Pedraja, en Burgos), fueron un clamor hacia la libertad y el compromiso ideológico, alegatos a la vida cargados de intensidad y pasión (al igual que “Ventura”, con la que se despediría el concierto). Otros temas, como “Tras de ti”, con letra está inspirada en documentos de un archivo de Castellón, odas a la tradición popular.

Por supuesto no faltaron “Tú que vienes a rondarme” y “Ventura”, dos sus temas más icónicos y reconocidos, que el público que coreó junto a la banda. Cabe destacar la alucinante mímesis de asistentes y banda; pocos conciertos se recuerdan en los que no se escuchase ni una interrupción, ni una voz fuera de lugar o conversación perdida. El espectáculo absorbió de lleno a los asistentes y así se demostró. Al igual que la iluminación, magistral durante todo el bolo pero que, quizás, tuvo su apoteosis en “Bienes”.

Si alguna vez me preguntan qué es arte, podré decir que estuve en ese concierto de María Arnal y Marcel Bagés.

Pese a su escasa carrera, Alice Wonder derrocha talento y dominio musical. El concierto lo empieza ella sola con la guitarra y la voz. Algo que implica valentía y seguridad, y esas cosas se agradecen como público. Con este inicio, consigue crear una atmósfera íntima y conectar con un público deseoso de las maravillas de esta mujer. Luego otros dos temas acompañándose con el piano que continúan en ese ambiente íntimo hasta que invita a su banda a subir al escenario, y el show vira al eclecticísmo más absoluto pero con un nexo común muy potente: Su versátil e inconfundible voz. Y es que esta artista tiene soul, pop, posrock, trap (una manera muy elegante de usar el autotune), dub step e incluso el dance de su último tema. Podemos destacar del concierto, como clímax, el momento en el que las 400 personas (a punto del sold out) coreaban el “esta guerra pide paz”. Un concierto digno de cierre de festival y con una Alice, que si algo ha dejado claro es, que ha llegado para quedarse.

Una de las novedades que ha traído esta edición ha sido el ciclo De Palabra, que reivindica el papel de la palabra como eje del espectáculo. Batallas de gallos, monólogos humorísticos, slam poetry o relato autobiográfico son algunas de las propuestas que se presentaron en la capital riojana. Por el Círculo Logroñés pasaron figuras como Miguel Noguera con su “ultrashow” de humor surrealista, el madrileño Bop Pop con “Los días ajenos”, un espectáculo basado en el libro homónimo del artista, y el fundador de Mongolia Darío Adanti y Dani Orviz. En el Círculo también actuaron Arkano y Laura Sam, que trajeron una propuesta de spoken word a dos voces, el actor Fernando Cayo, que dejó de lado la gran pantalla para ejercer de fabulista y juglar contemporáneo, el divulgador científico logroñés Eduardo Sáenz de Cabezón y su grupo, Big Van Ciencia, que presentaron su show “Materia Absurda”. También pasaron por el escenario del Círculo Ajo y Mastretta, el dúo integrado por María José Martín (Ajo) y el músico barcelonés Nacho Mastretta, que fue sustituido por Luca Frasca tras el positivo del pianista.

La sección de cine tuvo una programación potente con proyecciones aclamadas entre las que destacan las galardonadas “Titane”, “Petite Maman” o “Drive my Car”. Homenaje especial a Isabel Coixet con el pase de “La vida Secreta de las Palabras”, al que asistió la directora , que además fue premiada por su trayectoria el último día del festival. Tabernero, que fue el encargado de programar la sección de cine de las dos primeras ediciones del Actual, hace ahora 32 años, ha apostado por una programación cinematográfica que duplica la de años anteriores, añadiendo sesiones matinales e incorporando el “premio del público” al ciclo.

Este año también se estrenaba La Gonza, un ciclo dedicado a la televisión, a la danza y a las artes escénicas. La sala Gonzalo de Berceo contó presencia del director riojano Juanma Carrillo, que presentó su “Antología”, el artista multiidisciplinario israelí Kulu Orr que traía “Control Freak", El Festival Internacional de Cine, Danza y Nuevos Medios, en la celebración de su X Aniversario, la miniserie “Maricón Perdido” de Bop Pop, la artista visual riojana Blanca Ortiga y Cía La Taimada, dúo que presentó en el teatro su performance de danza “Filia et Fobia”.

Durante la última jornada, el festival hizo entrega de sus primeros Premios “A de Actual”, un reconocimiento a la labor de artistas nacionales de diferentes ámbitos que han pasado por el festival. Isabel Coixet, Ricardo Romanos y Bop Pop fueron premiados por su carrera artística. A la ceremonia faltó María José Llergo, a quien el Covid-19 impidió recoger su galardón. Ese día se entregó el también recién estrenado Premio del Público a la programación de cine, que fue para la distribuidora Karma Films, responsable del largo “Last film Show”.

Paralelamente a la programación transcurría el Off Actual. La Sala Negra acogía la semana pasada una programación de quince espectáculos para todo tipo de públicos y con una participación mayoritaria de artistas riojanos. Por otra parte, en el popular Café Bretón se exhibieron los 'Sueños en corto’, la ya tradicional proyección de 20 cortos que se debatieron el premio del público.

En Actual encuentran su escenario “culturas contemporáneas” como la música, el cine, las artes escénicas, y también el arte. Logroño presenció la semana pasada exposiciones como la de Javier Cámara, que traía al Museo de La Rioja una colección de instantáneas que el actor ha capturado durante sus rodajes, la del pintor Tito Inchaurralde que inauguró su muestra “Espejismos” y la del fotógrafo logroñés Alfredo Tobía. La Escuela Superior de Diseño acogió además la Muestra de Arte Joven de La Rioja que celebraba este año su 37º edición.

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