Nada tiene que ver con la película dirigida por John Huston con Sylvester Stallone y Michael Caine, en 1943; pero el Miranda Urban Festival volvió a erigirse en un triunfo incontestable para la música urbana así como en una suerte de vía de escape para las personas de a pie, esas mismas que en muchas ocasiones no terminan de ver la luz ante sus innumerables problemas diarios.
El MUF celebraba su cuarta edición y lo hizo evidenciando un poso de madurez, el engranaje se mostró aceitado durante el 8 y 9 de marzo. Energía, adrenalina e instrumentación por parte del evento impulsado por la asociación Amigos de Rafael Izquierdo y La Agencia, que también cuenta con la colaboración del Consistorio, y nos brindó más de una decena de recitales en una oferta versátil y melódica. El punk-fandango de Catalina Grande Piñón Pequeño cayó muy bien en la primera jornada del festival. 'Los de la capi' engancharon al respetable con sus más que razonables éxitos en un primer día que, históricamente, siempre cuesta. El público del MUF acostumbra a ser frío y exigente, no se entrega fácilmente, pero compró el discurso de los leoneses gracias a su divertido universo temático, la contundencia de sus canciones y el carisma de su frontman.
El viernes reservaba una mezcla tan estudiada como sorprendente. Por ello, también hubo lugar para el rap, como no podía ser de otra forma. HUDA es una de las raperas con mayor potencial del país. Bebe de la trascendental escena de hip hop francesa y gracias su origen magrebí, sus creaciones cabalgan a lomos de experiencias e ideales cosechados entre Madrid y una pequeña localidad ubicada al norte de África. Miembro activo del colectivo ‘Free Sis Mafia’, también dejó claro que abandera el empoderamiento femenino, y ofreció en Miranda un recital repleto de mensajes, skills y fluidez a lomos de ritmos con tintes electrónicos y oscuros. Sobrepasado el ecuador, llegaba el turno para uno de los nombres importantes del cartel. Este año, el MUF buscaba una marcha más, acelerar el ritmo y explorar nuevos límites. En este punto apareció Igotz Mendez (Hofe) sobre el escenario, acompañado por la 4.40, los productores Xabier Lafuente y Marcos Galech. El trío de Iruña encadena 5 años de ascenso ininterrumpido con una música tan inclasificable como adictiva. Letras directas, pero también intimistas; valientes y representativas de una generación que se ha comido al menos dos crisis económicas, una pandemia, y no encuentra salidas con facilidad. La banda sonora de las ciudades grises, la de quién busca un refugio en la música para dejar de pensar durante un rato; todo ello a galope de ritmos electrónicos y vertiginosos. Hofe llenó de energía el escenario de la Fábrica. 'Vampireando' fue enlazando canciones contundentes con otras más románticas, como 'Gremlin'. Como hiciera Chill Mafia años atrás, puso el sazón necesario a una receta musical perfectamente equilibrada y la gente se rindió a su espectáculo. El de Atarrabia se está convirtiendo en un estandarte de la nueva corriente musical vasca, esa fusión que toca desde el trap al punk y se atreve incluso con las melodías populares. Los más de tres centenares de asistentes supieron agradecérselo. Un gran profesional que completó un show digno de alabar, más cuando atravesaba condiciones personales complicadas (desde aquí todo nuestro ánimo).
El cuarto round del viernes estaba pensado como la guinda del pastel, y no cabe duda de que lo fue. Lágrimas de Sangre es un proyecto más que asentado en el panorama nacional. Reivindicación y armonía a partes iguales, mensaje y desinhibición, rap y mestizaje. Los catalanes aprovecharon a la perfección el buen sonido de la Fábrica para completar un concierto redondo, sin grandes estridencias pero perfectamente ejecutado. No faltaron los temas de "Armónico desorden", su último trabajo, y el público se hizo con la posesión del sonido en el último tercio de la presentación. Todos juntos quemaron el mar y celebraron el viaje sin importar el destino, porque, como inició Microbio "la música nos completa, nos revitaliza, nos alienta, nos quita la tontería del tirón, nos alimenta, nos hace vibrar en las frecuencias más altas, nos evita el malestar y nos encanta, y eso no nos lo podrán quitar".
El segundo capítulo del festival no se quedaría atrás y, como habitualmente, se guardaba un trozo de tarta para el talento local. La representación mirandesa llegó de la mano de Purini Madness, Clandestino MTS y Noites de Rock E Meigas. El rapero aprovechó cada minuto encima de las tablas, tenía ganas de jugar en casa y exprimió cada segundo de su presentación. Acompañado sobre el escenario por diversos artistas de la escena under, como Hoodtrotters, lanzó letras crudas que golpearon como directos de Cro Cop. La experiencia es un grado y Purini cuenta con kilómetros en la suela, su música ha madurado lo suficiente como para ofrecer un plato nostálgico y realista, pero que utiliza la rabia como combustible para seguir adelante. Decenas de hooligans le acompañaron hasta el Old Trafford mirandés para corear su vida de bandolero y volar juntos esquivando todo control rutinario.
Por su parte, el turno de NoReM llegó por la mañana. Gaitas y alegría para llevar el MUF a otro plano diferente. Apuesta atrevida y exitosa, visto el resultado, con los gallegos de Miranda haciendo sonar el Ebro. El crecimiento del grupo en los últimos meses ha sido exponencial, convencen en cualquier tipo de contexto y demostraron que la música no entiende de edades ni de tiempos, sólo de calidad, y este parece ser su momento. Tuvieron que ser gallegos, pero lo hacen paseando el nombre de Miranda con su música, lo cual es la mejor representación. Su concierto fue una muestra más de que el MUF es un abrazo gigante en que caben todos los estilos, y que un festivalero puede disfrutar desde el rap oscuro al mestizaje más optimista o el folklore ancestral de los celtas.
Antes, Maik acompañado por el clásico Osk dejaron claro que la experiencia es un grado y realizaron un repaso por años de rap. De hecho, en horario vespertino también tuvo lugar el show de Laura Siyahamba. Letras crudas, perfectamente backeada por Huda a los coros. Una gran presencia en el escenario y mucho ritmo para ir abriendo boca con los shows vespertinos.
El plato fuerte llegaría con En Tol Sarmiento. Para entonces, el público ya estaba entregado. Los de Yécora dejaron claro el porqué de su crecimiento meteórico en los últimos tiempos, con millones de seguidores. El euskera nunca ha sido un obstáculo y sus grandes éxitos retumbaron en un pabellón que no paró de bailar con los de Rioja Alavesa, desde "Gu Geu Garena" o "Guretzat" hasta "Ametsetan". Sobresaliente para ETS, que volvía a Miranda 15 años después. Como cierre, punk rock llegado desde Palencia con Los Pelukeros de Punset, que llevan en los escenarios desde 2016. Desde entonces no han parado de trabajar para encontrar su propio estilo, mezclando un sonido contundente y elaborado con letras muy trabajadas de temática profunda y humor ácido e inteligente. Un broche de oro para el MUF 2024, la cuarta edición de un festival que ha madurado y ya sabe cuál es su sitio, el de servir de refugio y vía de escape para un público que necesita salir de su vida diaria durante dos días de auténtica fiesta. La música urbana tiene su casa en el MUF, por lo que servirá como evasión y victoria.
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