“Cultura, diversidad y empoderamiento” es el slogan de la tercera edición de Damba Festival, un evento impulsado por el rapero Betto Snay y la asociación Euskal Rap que pone el foco en proporcionar una programación diversa de voces y ritmos que habitualmente no aparecen en las escaletas de las salas de espectáculos con visión occidental. Y el antirracismo. El barrio bilbaino de San Francisco fue el anfitrión físico y espiritual de una edición que subrayó la escena del rap, el trap y la danza con una acertada mezcla del folclore africano, vasco e incluso flamenco.
El sábado Bilborrock abarrotó la pista de baile. La escaleta fluyó libre y llena de sorpresas e improvisaciones presentadas por la bailarina y actriz afrovasca Mel de manera cómica y brillante recompensando el ritmo cardiaco con el que aparecían las bandas y artistas. Este año, el cartel anunció a Dj Slimdaze pero la encargada de los platos fue la Dj Esther que hizo más hilarante y festiva aún la puesta en escena.
Tras agradecimientos y menciones a colaboradores del festival, el espectáculo comenzó en el suelo de la sala con afrobeat y danza contemporánea ejecutada por Thierno Ibrahima aportando magia y un espíritu solemne al mensaje del festival. Xamanak se erigieron como trío en las tablas para abrir con espíritu histórico, euskaldun, haciendo rap, reggae y dancehall con Endika Lahane en el micrófono y bases de guitarra electro acústica, trikitixa, panderos, registros rockeros, jazzísticos y folkies. Tras una coreografía de la presentadora y el público, Jonbe desplegó en el escenario metralla trap, reggaetón, bases con bajos muy potentes, samples con coros y mucho autotune. Actuación que elevó los sonidos de vanguardia gracias a las últimas tendencias rítmicas electrónicas y en euskera del productor. Tras su retirada, Mel pide espacio en la pista de baile para recibir a Lore Flamenco representando a Tribu Dantza Espazioa, un espacio de baile ubicado en San Francisco. La fusión de flamenco y ritmos tribales volvieron a subrayar el mensaje del festival con la danza.
Desde el palco el rapero Novato, de Urdúliz, ofreció ritmos clásicos de steady con un registro de rap clásico y letras potentes, al más puro estilo Morodo aportando mucha calidad al line up. Mientras reniega de la autoridad, hace match con el público pero fue una actuación muy breve que finalizó de manera espontánea y sublime rociándose a sí mismo y al público con una botella de agua. Mel confesó que esta actuación fue una sorpresa y que éramos muy afortunadas de haberla visto.
Una de las actuaciones fuertes de la tercera edición de Damba fue la del productor y tallerista catalán de descendencia senegalesa Baba Flow. Con el hype de la entrada boicoteado por el micrófono, interpretó varios de sus hits como el recién publicado “Fit fat” que hizo corear al público. A ritmo de reggae, drill y trap, el artista fue acogido de manera muy cálida por el público al que brindó la oportunidad de escuchar su idioma de cuna, el fulah. Tuvimos la suerte de conocer a su hermana que subió con él a las tablas, algo que hizo más acogedor y familiar el espacio. Por último y como era de esperar, interpretó “Listen my song” y guinda a su visita a Bilborock. La formación de danza African Vibes pasó a escena en la pista de baile interpretando danzas tribales con un vestuario de raíz africana mientras en el escenario se colocaba el equipo de otra de las artistas más llamativas del festival, la madrileña de ascendencia ecuatoguineana Flavia Beaka que venía acompañada por el dj Jimmy Twice y que actuaban por primera vez en Bilbao. La línea rítmica de la madrileña es clásica, rap del puro con intermitentes reminiscencias a Fugees, scratches y letras francas contra el racismo. Empezó algo tímida pero fue empoderándose hasta hacer corear a la audiencia unos “wyo- yo- yo” que respondieron sin ninguna reserva. Finalmente escuchamos dos de sus hits “Crudo” y “Estricto” y terminamos alabando a los djs que según ella “sin ellos no hay puto show”.
Suben al escenario African Vibes vestidos con el atuendo tradicional vasco y bailando música africana. Otro estímulo visual del mensaje que quiere trasmitir esta tercera edición de Damba Fest. Los bailarines caracterizados son profesores de danza que se unieron a Mel en una masterclass improvisada con el público.
El ambiente estaba muy caldeado, dinámico y expectante. Una marioneta sale del camerino y empiezan a manejar unos platos minúsculos colocados en el set de la siguiente artista, la rapera bilbaina La Basu. Los personajes de Picuentos acompañaron a la rapera durante todo el bolo. ¿”Polichinela”? Si soy. La artista abrió el bolo con este tema después de que el dj Ibai hiciera auténticas virguerías en los platos. Conocimos al alter ego de la basu convertido en títere y se nos encogió el estómago al escuchar el tema “Emakume Gerlariak” y “Que se levanten” de su recién estrenado álbum "Lurralde Komatxe". La rapera también tiró de clásicos para el bolo de Damba Fest y provocó los cánticos del público y que pidieran sin repudios que cantara “Bartolo”. Otra sorpresa cuando vimos subir a las raperas Espinelis a interpretar con ella su nuevo “Infernua” pero el clímax lo provocó la aclamada “Bartolo” y muchas, qué digo muchísimas mujeres subieron al escenario a cantar y bailar. Después de escuchar a la rapera a capella, bajó al púbico a hacerles bailar a ritmo de drum&bass y dubstep. Es un hecho que La Basu tiene una presencia arrolladora y un directo muy bien interiorizado que le hace manejar la escena de una manera bastante profesional y divertida.
Tras La Basu, se hizo el cambio de equipo para el siguiente artista, uno de los cabeza de cartel, el rapero madrileño de ascendencia ecuatoguineana y extremeña El Chojín. El sitio está a rebosar y tras una entrada triunfal canta “Dejarse la piel”. Uno de los reclamos del rap es la buena interacción con el público y tras varios mensajes liberadores y anti electoralistas llegó “Mienten” con el público vibrando y levantando los brazos. En los platos, Dj BigFalange sube el pistón con los coros y samples con los que algunas personas del público enloquecían al escuchar. La audiencia recitó una a una las palabras del madrileño y la primera fila era un descontrol de pasiones. El rapero se dedicó a jalear a un público que solo necesitó un poco de confrontación para que reaccionara más fuerte. El potente mensaje del rapero se vio reforzado por la carga audiovisual de los videos proyectados en escena. Sonó “El mundo sigue girando” y el éxtasis ya había invadido Bilborock. Él mismo confesó que una de sus terapias preferidas era la de gritar e invitó a la audiencia a que lo hicieran, y lo hicieron. Otro de los late motiv del festival fue el apoyo a pueblo palestino que El Chojín verbalizó con uno de sus clásicos “No más”. El bolo acababa con una fuerza increíble cuando nos explicó que iba a cantar una canción que incomoda a la gente que la escucha. Fue el turno de “N.E.G.R.O” fusionada magistralmente con el espíritu de Damba Fest. Para rematar, el hype subió cuando recitó el versículo 25:17 de Ezequiel (también fragmento de un monólogo de Pulp Fiction) y el público se rindió a sus pies.
El bolo finalizó a las 23:45 con despedida, agradecimientos y ritmo gracias a Betto Snay y Esther que dedicaron sus mejores temas a una audiencia volcada con el baile y el buen rollo. Otro año más, el éxito arropa al festival antirracista Damba. Un año más ampliando las miras y proporcionando espectáculo y cultura global e inclusiva. Gracias Damba Fest.
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