El festival Electrónica en Abril está mocito, ha cumplido 15 años consolidándose como uno de los festivales de música electrónica de más empaque, con su profunda experimentación de los límites sonoros, las nuevas tendencias y su búsqueda de vertientes radicalmente interesantes para espectador. Una flor en el desierto, una ventana a nuevos universos sónicos, una invitación al descubrimiento a precios populares, todo desde el corazón de Madrid.
El jueves 30, comenzaba la primera jornada del festival y el patio de la Casa Encendida abría sus puertas sorprendiendo a un público que se encontraba frontalmente con el escenario y una pantalla gigante, que tradicionalmente se instalaban en uno de los laterales del patio. Los responsables de esta nueva escenografía, el arquitecto Jorge López Conde, responsable del departamento de Tecnología y Diseño de la Norman Foster Foundation, con la colaboración de Eva Seijas Marcos y Monica de la Peña, consiguieron dar un aspecto más oscuro y en definitiva más de club al desarrollo de todas las actuaciones, un factor de agradecer al desangelado planteamiento de ediciones anteriores, que además mejoró la acústica en líneas generales. La americana Holly Herndon, acompañada de los artistas Colin Self y Mat Dryhurst que cubrían una cuidada parte visual y de apoyo vocal, presentaron un show breve pero interactivo, simpático se podría decir, con un sonido impecable que alcanzó su punto álgido con la interpretación de “Interference”, tema clave de su último trabajo “Platfform”. La americana es capaz de reflejar desde la dulzura, las prisas de la vida moderna y lo agobiados que nos movemos en ella.
El viernes 31, se inauguraba desde el auditorio con la actuación de Carla dal Forno, que acompañada del músico Mark Smith ofrecía su primer concierto en España. La australiana llevó al directo su repertorio melancólico y oscuro de una forma monótona y en ocasiones desafinada, sin embargo la atmósfera que Carla impregna sus canciones, hicieron de su concierto un caramelo hipnótico que culminó con la interpretación de su “You Know What It´S Like”.
En el patio ya estaba todo preparado para recibir a la suiza Aïsa Devi, que acompañada por la video-artista Emile Barret, nos brindó un directo para el que pocas personas estábamos preparadas. La vuelta a las raíces de Aïsa han dado como resultado una línea compositiva brillante y magistral, llena de influencias espirituales de todo el mundo, pero lo realmente sorprendente es su forma de llevarlo al directo, transformando su música en una experiencia mística, psicotrópica conducida por su voz cristalina e inquebrantable y completada con unos visuales llenos de simbologías, colores y geometrías. Sin duda, uno de los platos fuertes de esta edición. Menos suerte tuvo Yves Tumor que, enfundado en una camisa de fuerza, no dejó de pedir insistentemente que le subieran el volumen con un sonoro y repetitivo “Turn the fucking volume up”. La cosa fue a mayores y tras varios parones, cortes de sonido y un cabreo creciente, terminó un directo con el que hubiéramos deseado que nos vibraran las entrañas, sin embargo su propuesta esquizoide, siniestra, llena de capas, alaridos y una puesta en escena excesiva y dramática, dejaron un buen sabor de boca pese “a lo que pudo ser y no fue”. La noche se complementó con la pinchada de Fernandito Kit-Kat DJ, o más conocido como Yung Beef, que sustituyó a un Steve Lean que no pudo salir a tiempo de la cárcel. Su selección tras los platos divirtió al personal fluyendo entre reggaeton, trap, dancehall, hip-hop… lástima que los temas no durasen más de 40 segundos y las mezclas lucieran por su ausencia. Parapetado por su crew que improvisaba y bailaba sobre el escenario, suplió su falta de técnica y supo mover a la masa.
El sábado 1, comenzó fuerte con Samuel Kerridge, que desde el auditorio presentó su “The Mysterious Other” uno de sus proyectos más desconocidos, basado en “Jean Cocteau s'adresse à l'an 2000”, un vídeo que el cineasta rodó dos meses antes de morir y que Samuel utiliza como excusa para reflexionar sobre la vida moderna y la fugacidad de la existencia a través del techno más experimental. Ya en el patio Demdike Stare, se adelantaron a la actuación de Lone. Los de Mánchester salieron triunfantes con su repaso a “Wonderland”, su último trabajo y reflejo de la sociedad actual, la sociedad post-Brexit y la oscuridad propia de los tiempos que corren, sin renunciar al baile pausado pero firme. La sorpresa de la noche vino de la mano de Lone, que acompañado del batería Chris Boot y los visuales de Konx-OM-Pax, se marcó uno de los directos más celebrados y bailados del festival, haciendo honor al acid y al hedonismo. El ex-componente de Kids In Tracksuits va sobrado a la hora de hacer contonearse al personal ya sea recurriendo al rollo ravero de los noventa o al poderío de una batería en directo, el resultado desde luego, funciona. La jornada terminó con la sesión del también inglés Gaika, que no dudó en recurrir a ritmos dancehall para calentar el ambiente e incluso tirar de repertorio propio con una técnica impecable y cerrar por todo lo alto esta décimo quinta edición de Electrónica en Abril, festival que parece tener cuerda para rato, cuerda para seguir siendo tendencia y referencia.
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