10 años de DFA
ConciertosShit Robot

10 años de DFA

8 / 10
Joan S. Luna — 03-11-2011
Sala — Razzmatazz 1, Barcelona
Fotografía — Hara Amorós

Que DFA es un sello con personalidad propia pese a la diversidad de propuestas que engloba, es algo que no permite duda. La sombra de LCD Soundsystem ha sido muy alargada y omnipresente durante mucho tiempo, pero una vez muerto el rey, los cortesanos no luchan por ocupar su puesto, sino que se acomodan en un lugar del reino para protagonizar sus carreras con tanta coherencia como les sea posible. Y ojala sea así por mucho tiempo. Desgraciadamente, Barcelona en una noche de lluvia, inmersa en una psicosis cercana a lo que vendría a ser el fin del mundo (económicamente hablando, que poco miedo le tenemos ya a las profecías apocalípticas), resultó no ser la mejor anfitriona para una efeméride que algún día recordaremos con cariño y orgullo de fan entregado. Faltó algo de público y faltaron Alexis Taylor y Joe Goddard de Hot Chip que cancelaron en el último momento. Las víctimas de que el décimo aniversario del sello neoyorquino (dentro de otro aniversario, el de Razzmatazz) no fuese un baño de masas fueron más que nada los poco sospechosos protagonistas de las sesiones bailables que se iban a llevar a cabo en la tercera planta de la sala barcelonesa.

Ver a un tipo como Juan Maclean pinchando con timidez a la espera de que aquello explotase tuvo algo de decepción. Por eso precisamente voy a centrarme en lo que ocurrió en el escenario principal, y para ajustar aún más el tiro, a lo que fueron los tres directos de la velada. Tras un retraso de cortesía para Janine Rostron (hubiese sido pecado mortal hacerla empezar a la hora inicialmente estipulada), la noche se abría con la actuación de sus Planningtorock, convertidos en trío para el directo. Verla de nuevo sobre el escenario con su presencia fantasmal entre Alison Moyet y Fever Ray, tan estática como majestuosamente oscura, sirvió para borrar en un par de temas el mal recuerdo que nos dejó años atrás, al abrir precisamente para LCD Soundsystem. No se trata solamente de que su “W” (2010) sea un disco espectralmente precioso, sino que ahora parece tener muy claras cuáles son sus intenciones también sobre el escenario. En lugar de pinchar para nadie unos escalones más arriba, Nancy Whang decidió sumarse a la sesión de Pat Mahoney, una selección particular de disco funk setentas y algo de electrónica ochentas, permitiendo que la gente se fuese acercando al escenario para enfrentarse a Marcus Lambkin, más conocido como Shit Robot. Tras la oscura puesta en escena de la Rostron, no había mejor opción posible que darle un giro radical a la noche y convertir todo en ritmo y luces. Parapetado tras una máscara luminosa y una pantalla que doto de vida y excitación a su material, Lambkin desplegó su repertorio sin demasiadas sorpresas, pero con fantástica rotundidad. Pero hubo dudas razonables. En el fondo su participación tuvo tanto de sesión como de live y, aunque convenció e hizo bailar hasta a los gorilas con cara de perro que se movían por el recinto algo desorientados, nos quedamos pensando en por qué cojones, estando a apenas unos metros, Nancy Whang no agarró un micrófono y se lanzó a cantar “Take ‘Em Up” cuando las primeras notas empezaron a sonar. Mientras, James Murphy se paseaba por la sala más pendiente del sonido que de unos fans que mantuvieron la distancia de seguridad en todo momento.

Ahora bien, si hubo una sorpresa en la noche de celebración de diez años del sello fue ver salir al escenario a Gavin Russom convertido en otra persona, al frente de The Crystal Ark. El desaliño de antes, las finas y castigadas melenas y la barba han dejado paso a una clase de aires latinos, muy nuyorican. Tanto él como sus compañeros (tres músicos más, tres coristas y dos bailarines de lo más tribal) vistieron en blanco nuclear, contorneándose sexualmente como lo debían hacer en sus buenos tiempos Emilio, Gloria y sus Miami Sound Machine. Y lo que consiguieron fue ofrecer un concierto rítmico y muy salado, en el que la electrónica y la rítmica latina se fundían en un ir y venir de sensaciones. Cuando uno empezaba a pensar en los Talking Heads salseros de “Naked” (1988), Russom soltaba el freno y emulaba a LCD Soundsystem (los dieciséis minutos largos que duró “The City Never Sleeps” tuvieron mucho de ello), cuando al percusionista se le empezaba a ir la cabeza machacando sus congas con fiereza latin iba Russom y daba la orden de lanzar un bombo despiadado que echaba al traste las intenciones salseras de su compañero. Y nosotros contentos, muy contentos, porque la noche había ido a mejor minuto a minuto. 
Eso sí, a lo largo de la velada se echó en falta algo de la espontaneidad que había marcado las citas colectivas de (por poner el ejemplo más radical en lo que a faranduleo se refiere) la familia Ed Banger en situaciones parecidas. Hubo que esperar hasta los minutos finales de la sesión de James Murphy para sentir los primeros síntomas de que aquello era una la gran fiesta de complicidad etílica y abrazos exaltados que esperábamos desde el momento en que las luces de la sala se abrieron tímidamente seis horas y pico atrás.

Un comentario
  1. No eramos legion, pero lo pasamos BRUTAL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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