Túneles
ComicsRutu Modan

Túneles

8 / 10
Octavio Botana — 23-03-2022
Empresa — Salamandra Graphic

Como de algún modo ya ocurría en “Metralla” (06) y “La propiedad” (13), Rutu Modan sigue preguntándose sobre cuánta tierra necesita un hombre. Tierra es igual a propiedad, y propiedad es igual a identidad. Y ahí la cosa ya se pone complicada, porque ¿qué es la identidad? ¿qué la legitima?

La historietista israelí ha decidido bajar al nivel de la arqueología para jugar en un terreno muy –perdonen la obviedad– terrenal. Muy del subsuelo, de lo que queda en la tierra baldía, lo que puede extraerse de nuestros antepasados para ayudarnos a entender qué somos –y qué hacemos– los que vivimos el presente. No tanto para dar respuestas sino para generar más preguntas.

La trama es sencilla: una familia israelí cree que sabe dónde hallar el Arca de la Alianza y no tiene más remedio que tirar de ayuda y recursos de otras personas –mecenas, sobre todo– algunas de ellas palestinas. Asumiendo que habrá problemas, la historia avanza con las tribulaciones, falacias, engaños y traiciones que se le suponen a todos los que pretenden ponerse la medalla con semejante hallazgo y a los que tan solo quieren que salga a la luz por el bien de la historia de la humanidad. O sea, que lo de menos es el Arca y lo de más es la Alianza entre los implicados para un muy entrecomillado “bien común”. La humanidad, según Modan, debe pactar y debe tener confianza en sí misma asumiendo los riesgos de sus propias alianzas y aceptando el coste de las mismas, porque si no, no avanza. Y, para variar, con la religión de por medio nada de todo eso resulta fácil porque la religión se escuda en la forma de explicar un suceso para darle sentido a la historia, pero no es el suceso mismo. La historia es el suceso. El resto es relato, historiografía.

En varias viñetas de “Túneles” –quizá la obra más brillante de Modan por ser la más ambiciosa y al mismo tiempo la que menos respuestas ofrece– los personajes se encaran escudándose con el viejo cuento del “yo llegué antes que tú” cuando buscan el Arca de la Alianza en unas muy poco seguras condiciones decentes de excavación. Y esa afirmación, que planea por toda la obra de Modan, queda en suspenso a cada intento de indagar más y más en esa tierra a la que se le piden las grandes respuestas y las soluciones a conflictos enquistados. Pero el problema no es –no lo ha sido nunca– la tierra sino el hombre, qué duda cabe.

Y en esta tierra de nadie y de todos se cuelan Indiana Jones y Tintín, tótems de la cultura popular del siglo XX a quienes Modan guiña el ojo gráfica y narrativamente, con resultados brillantes. “Túneles” se convierte así en una metáfora fabulosa: cuanto más ahondes en la tierra, cuanto más escarbes, menos encontrarás. Es decir, encontrarás cosas –objetos, reliquias, arcas, vasijas, monedas–, pero no serán respuestas sino preguntas. Y si no nos preguntamos cosas, no podemos avanzar. Es así de insatisfactorio, pero es el camino.

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