The Freebooters
ComicsBarry-Windsor Smith

The Freebooters

7 / 10
Manu González — 07-09-2022
Empresa — Dolmen

Tras abandonar Marvel a principio de los noventa con el testamento perfecto del “Arma X” donde se contaba cómo Lobezno consiguió sus famosas garras de adamantium, el británico Barry-Windsor Smith comenzó a colaborar con la Valiant de otro emigrante de Marvel, el odiado-amado editor Jim Shooter, como director creativo, haciéndose cargo del guion y los dibujos de la divertida “Archer And Armstrong” o el dibujo de “Solar”. Al principio todo pareció ir bien, con grandes ventas para la nueva compañía de superhéroes, pero Shooter comenzó a hacer contratos draconianos como los de Marvel o DC, cosa que no gustó demasiado al artista británico, quien se había ido de Marvel justamente por esa razón. En Dark Horse, donde estaban trabajando otros dos mitos de Marvel como John Byrne y Frank Miller, le acogieron con los brazos abiertos con una loca idea que llevaba rumiando desde los años setenta: la publicación de una revista bimensual de gran formato con tres historias independientes entre sí. Dark Hoser aceptó y en 1996 se publicó en primer número de “Barry-Windsor Smith: Storyteller” donde podías encontrar con un homenaje de Smith al Rey Kirby con el título de “Young Gods”, un relato oscuro de ciencia ficción, “The Paradoxman” y, por último, un relato de aventuras bárbaras donde el propio autor trataba con ironía todo su trabajo anterior en “Conan el Bárbaro”, “The Freebooters” (los filibusteros).

“Jóvenes dioses y amigos” se recopiló en España a principio de los dosmiles, pero hasta 2022 no nos ha llegado otro de los capítulos de ese “Storyteller” que tuvo que cancelarse en su número nueve por las pobres ventas de entonces. Ahora ha sido el turno de “The Freebooters”, editada con mimo por Dolmen respetando el original de Dark Horse. Como ocurría en “Jóvenes dioses y amigos”, “The Freebooters” contiene muchas explicaciones de Smith sobre la creación y desarrollo de la serie, también incluye el capítulo diez que nunca llegó a publicarse más desarrollos de tramas y extras de escenas que no salieron bien pero que debíamos conocer para ver cómo estaba creciendo el universo fantástico y bárbaro de la historia.

La principal característica de estos filibusteros es la comicidad con la que Smith trata su propio legado artístico al presentarnos a un héroe bárbaro viejo y gordo que regenta una casa de prostitución en una ciudad fantástica parecida al Bagdad mítico de “Las mil y una noches”. Como en toda serie fantástica heredera de Robert R. Howard o Fritz Leiber hay magos oscuros, demonios, encantamientos y acción, pero también hay gente corriente hablando de temas corrientes, venganzas muy mundanas y bastante mediocridad entre los llamados héroes. El tono de toda la serie es como si Douglas Adams estuviera haciendo su versión de “Conan, el Bárbaro”, con una construcción de comicidad en diálogos que pueden llegar a ocupar tres páginas tranquilamente. Es un humor diferente al de Terry Pratchett y su Mundodisco, pura sátira británica. Smith está más cerca de la sitcom sin ninguna gota de slapstick, algo raro para un autor que domina tan excelentemente la anatomía humana como él. Sus personajes suelen estar estáticos, casi sin personalidad cuando están hablando, cosa que choca bastante con la comicidad que intenta conseguir. Seamos francos, el estilo pictórico de Smith casa muy bien con la épica, la acción y el drama, como ha demostrado en su reciente “Monsters”, pero el humor no es su fuerte, ni la sátira, tan británica ella. Eso sí, disfrutar a todo color del arte del maestro en los noventa de nuevo es un auténtico placer visual.

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