La música de los Talking Heads siempre ha tenido un singular concepto visual. En lo escenográfico, en lo meramente gestual, también – por supuesto – en la iconografía de sus videoclips. Digamos que fue una banda que dio mucho juego, en ese sentido. Si original fue siempre su planteamiento formal (visionario en lo estrictamente musical), original es también el acercamiento que el dibujante madrileño Lorenzo Montatore ha hecho a su obra a través de un cómic que no es, ni mucho menos, una biografía artística, sino una aproximación emocional – como fan irredento – a la entraña de canciones como “I Zimbra”, “Pyscho Killer”, “This Must Be The Place” o “Burning Down The House”, entre otras.
Una historia de amor que comenzó gracias a un profesor de su instituto, quien se los descubrió (aparece reflejado en uno de los capítulos/canción), y que aquí transmite el mismo tono nervudo, conciso pero también a veces exuberante, siempre inquieto, de la música del cuarteto neoyorquino. Con una estética deudora del fanzine, que combina apuntes autobiográficos del autor y propiamente creativos del combo, redondeando una peculiar oda al poder redentor y curativo de las canciones cuando provienen de tu grupo favorito y tejen contigo una íntima entretela emocional, sumándose además a la reanimación que de su obra ha generado el reestreno del totémico documental "Stop Making Sense" (1984), de cuyos cortes aquí hay un buen reflejo, y con quien comparte la virtud de decir mucho sin apenas palabras.
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