Tras varias novelas gráficas previas y colaboraciones en El Jueves o Vice, la parisina Camille Vannier se destapa sin tapujos ni (por supuesto) atisbo de vergüenza en esta divertidísima referencia, escenificando con su peculiar trazo un buen puñado de anécdotas vividas en carne propia o tomadas prestadas de amigas y conocidos. Un argumento consecuencia directa de esa actividad lúdico-festiva (pero también arriesgada e imprevisible), derivada de mantener relaciones sexuales con otra persona.
Más de cien páginas directas y copadas, cada una de ellas, por esa vivencia bochornosa (para cualquiera de las partes), surrealista o hilarante dependiendo del caso en cuestión. Según asegura la autora, cada dibujo representa un suceso cien por cien real, en lo que sin duda es básico para que el volumen cumpla holgadamente con su objetivo. Una meta concretada en despertar la carcajada, apostando por ese tipo de humor ácido que ocasional e inevitablemente desprende la vida misma. En este caso, agrupado en torno a un tema como el del sexo, capaz de dar tantas alegrías como de motivar unas decepciones igual de traumáticas que descacharrantes.
Es así como la autora de “El horno no funciona” (Sin Sentido, 12) da en el blanco, agrupando viñetas en apartados del tipo de “Lugares sobrevalorados para follar”, “Fails” o “Lo peor que me han dicho después de follar”. El anecdotario de “Sexo de mierda” dura en las manos poco más que un suspiro, en lo que viene siendo inversamente proporcional al generoso goce (nunca mejor dicho) que su contenido genera.
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