RIP
ComicsGaet's/Julien Monier

RIP

8 / 10
Joan S. Luna — 21-12-2022
Empresa — Ponent Mon/Catarata
Fotografía — Archivo

Desde que, el pasado año 2021, empezase a aparecer en nuestro país “RIP”, Gaëtan “Gaet’s” Petit y Julien Monier nos pusieron en las manos uno de esos títulos inquietantes en los que el hedor traspasa las páginas y las viñetas hasta casi provocarnos la náusea. Recuerdo haber escrito en su momento que el primer volumen –de los seis que consta la serie en total– apestaba. Apestaba en el sentido en el que ese hedor del que les hablaba iba impregnando primero nuestras manos y subiendo a continuación hasta metérsenos por las fosas nasales y clavársenos en el cerebro. Porque ambos autores han sido capaces de sumergirnos en un mundo, como les decía, francamente nauseabundo.

Gaëtan “Gaet’s” Petit y Julien Monier firman un cómic que funciona como un puzzle multidireccional en el que no hay una única conclusión, sino que todos sus personajes principales acaban más bien mal –intento evitar spoilers que les rompan la tensión– a razón de uno por tomo de la serie. Gaet’s y Monier nos describen un submundo en el que un grupo de individuos marginales malviven trabajando para una empresa que se dedica a recuperar objetos de valor en escenarios en los que se han cometido crímenes o ha habido muertes inesperadas o accidentales. Como si de una serie televisiva se tratase, lo aberrante de algunas muertes, lo sórdido de otras, marca ya un punto de partida duro para el resto del título.

Cada uno de los seis tomos de la serie se centra en uno de los seis miembros del equipo, un grupo humano al que el mundo ha dado la espalda por distintos motivos –cuando no han sido ellos mismos quienes han tomado la decisión de distanciarse de la humanidad como en el caso de Maurice–. Tipos violentos, sin escrúpulos, desconfiados, irascibles, racistas, cargados de traumas y de secretos. La historia se inicia, en “RIP 1: Derrick. No sobreviviré a la muerte” con el robo de un anillo de gran valor. A partir de ahí las cosas se complican y se cumple a rajatabla aquello que decía Thomas Hobbes de que el hombre es un lobo para el hombre. Temiendo perder su trabajo de mierda, los miembros del equipo recelan y sospechan unos de otros generándose una escalada de violencia a la que asistiremos desde el primer volumen y que se encarará desde perspectivas distintas dependiendo del principal protagonista de cada tomo, ampliándose o simplemente llevándonos hacia otro lugar relacionado. Así iremos descubriendo qué esconde cada uno de ellos, qué es lo que les ha llevado a acabar en una situación tan desesperada. Tanto es así que, por momentos, da la impresión de que el grupo está sufriendo una suerte de maldición que ellos mismos han provocado con su rabia y su desdén.

Y la verdad es que Gaet’s y Monier consiguen atraparnos con este thriller oscuro, frío y violento en el que más importante es lo que se calla que lo que se dice. La muerte de Derrick (“RIP 1: Derrick. No sobreviviré a la muerte”) nos tomará por sorpresa; la de Maurice nos golpeará (“RIP 2: Maurice. Las moscas siempre van a la carroña”); nos apiadaremos de la del pobre Ahmed por estar en el momento equivocado en el lugar todavía más equivocado (“RIP 3: Ahmed. En el lugar adecuado en el momento inoportuno”) y la de Albert hasta nos tranquilizará (“RIP 4. Albert. Se ruega entregar el alma gemela”). Y todavía quedan dos volúmenes más. Si quieren pasarlo bien y mal a un mismo tiempo, puedo asegurarles que “RIP” cumple a la perfección esa función.

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