Pino
Comics / Takashi Murakami

Pino

8 / 10
Octavio Botana — 24-07-2024
Empresa — Ponent Mon

En esta casa adoramos a Murakami el mangaka, no el novelista (ehem, sorry not sorry). Lagrimeamos un poquito en su día con “Kota, ¡ven!”, lloramos un muchito con “El pájaro azul” y retozamos a lo bestia en océanos de tristeza con “El perro enamorado de las estrellas”, porque en esta casa se llora con gusto, claro que sí. Ahora, Takashi Murakami (que lanzó este libro en Manga Action, de Futabasha, en junio de 2020 y lo terminó en julio 2021) nos presenta a Pino, un robot que hace las veces de animalito, de mascota, de ser achuchable –es un decir, claro, no sé cómo se achucha a un robot– de esos que tanto nos roba el corazón a los sensibles. Pino es un robot humanoide equipado con una inteligencia artificial que a su vez se llama “PINO”(así, en mayúsculas), la más avanzada del mundo, la primera en superar al ser humano y alcanzar la singularidad.

Lo que sucede es que un cambio inesperado ocurre en Pino un día: en una situación extrema, este adorable robot toma una decisión dotada de una empatía impropia, algo inimaginable en su estructura de silicio y su programación interna de probabilidades finitas. Pino, como si se tratase de un replicante que aspira a dejar de serlo, escoge un camino que no le estaba preconfigurado, toma una decisión que ninguno de sus creadores concibió jamás. ¿Libre albedrío? ¿Las leyes de la robótica de Asimov directas al retrete? Con eso se llega a la gran pregunta de la I.A. de toda la vida: ¿Tiene un robot corazón, alma o lo que sea que deba tener para emular a un humano de los verdad? ¿Es la empatía la gran cuestión humana, el hecho diferencial de nuestra condición? Luego –no queremos hacer spoilers de ninguna clase– pasa el tiempo y vemos a un Pino reprogramado –con menos capacidades, menos memoria, limitaciones técnicas varias– haciendo de cuidador de una anciana con Alzheimer que es un amor, a la que ayuda en todo momento a sobrevivir. Y la lágrimas empiezan a salir a borbotones, porque Murakami toca la fibra pero a base de bien.

Pino, para ir cerrando la reseña porque “se me ha metido algo en el ojo”, es un manga autoconclusivo delicado, tierno e inteligente, uno de esos mangas que se leen del tirón y te dejan días y días con cuestiones flotando en tu cabeza. La lealtad, el cariño y la solidaridad humanas –cuando son verdaderas– son inimitables. Pero –atención– es que Pino es casi humano. Imprescindible.

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