Thriller canónico más allá de toda duda, el debut de El Irra, Israel Gómez Ferrera, noquea desde la primera viñeta. Con una paleta de colores curiosa, voluntariamente mortecina y apagada, la historia nos lleva a la Esquina del Gato, el barrio sevillano que vio nacer el autor y a su doppelganger protagonista, en busca de cierta estabilidad y también de su amor perdido.
Vemos así una Andalucía algo plagada de tópicos –la vagancia generalizada, el paro, la marginación, las familias estancadas, etcétera- en la que el costumbrismo deja paso a la violencia al más puro estilo western loco. Aquí hay mucho barrio, mucha calle y muchas ganas de salir del hoyo dando muchos palos de ciego. Amores truncados y flamenco (suenan saetas, cantes, canciones populares, pero también Triana y Nino Bravo) al ritmo de la furia de la sangre, los mamporros y el pasado que no vuelve ni volverá. El gran David Rubín, autor del prólogo, lo llama Iberpunk. Pues no podemos estar más de acuerdo.
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