¡Odio desatado!
ComicsPeter Bagge

¡Odio desatado!

8 / 10
Marcos Gendre — 13-01-2025
Empresa — La Cúpula

Tras haberse erigido como el cómic underground de humor más corrosivo y de culto de los años noventa, la generación X capitaneada por Buddy Bradley retorna a la vida por medio de esta reciente incursión de Peter Bagge en su título más celebrado. Y lo hace a través de su estilo gráfico de siempre, explorando los límites caricaturescos de los trazos curvos y por medio de una antología de muecas y caras desencajadas que siguen empatizando a martillazos como el primer día.

No se contempla este retorno como una simple vuelta al universo de Buddy y compañía, sino como un ejercicio de nostalgia a través del cual Bagge tira de flashbacks, como las aventuras de nuestro protagonista con Apestoso en los años ochenta, pero también como un gancho irresistible para todos los fans de la serie que quieran comprobar la fase adulta del loser grunge por antonomasia del cómic norteamericano.

Con un hijo a su cargo, Harold, y como tío de los hijos de su hermana, Babs, Bagge tira de fórmula para arrastrar a nuestros protagonistas hacia una serie de situaciones que, aunque no cuenten con el plus generacional de su momento original, no dejan de ser escenas marca de la casa que justifican tan entretenido regreso a una de las pocas sagas que, dentro de este género de cómics, puede mirar casi de tú a tú a clásico incontestables como los “Freak Brothers” de Gilbert Shelton. Cada uno en su estilo y momento, en el caso de “Odio” nos arrastra a una vorágine de situaciones donde lo retorcido se convierte en pauta habitual de unos guiones donde no faltan las cafradas habituales, musulmanes oportunistas o reencuentros con personajes tan únicos como Valerie y George Hamilton III. Sin duda, caviar para disparar nuestras mandíbulas al desenfreno de la carcajada a mansalva. O lo que se entiende como medicina natural contra el aburrimiento general de estos años, en los que el cómic de humor norteamericano ha sido devorado por poses de dramedia y demás postureos pseudo humanistas que nada tienen que ver con el talento de saber extraer humor de lo grotesco y sobrepasar todos los límites del buen comportamiento. Y aquí sigue habiendo mamporrazos de incorreción de los buenos. No en vano, pocas veces habíamos visto tan en forma a Bagge en este siglo como en este revelador viaje al pasado.

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