Night Fever
ComicsEd Brubaker, Sean Philips Y Jacob Philips

Night Fever

7 / 10
José Martínez Ros — 04-01-2024
Empresa — Norma Editorial

El guionista Ed Brubaker y el dibujante Sean Philips, desde hace décadas, forman algo así como una institución dentro del cómic norteamericano. Nos tendríamos que remontar al ya remoto 2001, cuando, todavía dentro de DC, fueron los responsables de “Batman: Gotham Noir”, un estupendo elseworld con una palabra clave en su título: “noir”. De esa fecha, hasta el presente, se han convertido en los grandes abanderados del género “negro” en el noveno arte, como prueba un puñado de excelentes obras que les han otorgado una bien merecida fama: “Sleeper”, “Criminal”, “Fatale”, “Kill Or Be Killed”, “Pulp” y la recientísima “Reckless”. Ahora regresan con esta “Night Fever” que, según cuenta Brubaker en un breve epílogo, surge de una idea que había anotado en sus cuadernos años atrás. Se trataba de una premisa muy simple: un tipo que no puede dormir, sale a la calle y empieza a meterse en líos.

Esto es lo que ocurre en “Night Fever”. Ese hombre es Jonathan Webb, un editor de libros. Es un personaje estable, felizmente casado, alguien de quien nadie sospecharía que podría verse envuelto en actividades criminales. Ha viajado a Europa para reunirse con el autor de una novela que le ha perturbado extrañamente. Hay una imagen en sus páginas que repercute en sus sueños, una especie de visión de ese fondo irracional, violento, incontrolable, que permanece en lo más hondo del corazón humano, bajo una capa más o menos densa de civilización, esperando una oportunidad para liberarse. Una vez en su destino, Webb comienza a padecer insomnio. En lo que parece un guiño nada casual a “Eyes Wide Shut”, la película final de Kubrick, sale a pasear por la ciudad de madrugada y se encuentra con una pareja enmascarada. Llaman lo suficiente la atención como para que los siga hasta una fiesta clandestina. Webb se adentra en ella con un nombre falso y descubre un mundo de deseo, juego y libertinaje.

Webb se deja llevar durante algún tiempo. Luego recobra el suficiente buen sentido para intentar regresar a su vida. Pero no le resultará tan fácil. Fuera ve cómo otro de los asistentes de la fiesta, Rainer, es agredido sin ningún motivo aparente. Cuando acude en su ayuda, ignora que en realidad se está poniendo la soga al cuello. Rainer lo embarcará en una interminable odisea nocturna de venganza, drogas, violencia, misterio y sexo. “En la aparente confusión de nuestro misterioso universo, los individuos se ajustan con tanta perfección a un sistema, y los sistemas unos a otros y a un todo, que con sólo dar un paso a un lado cualquier hombre se expone al pavoroso riesgo de perder para siempre su lugar“, escribió Nathaniel Hawthorne en su famoso relato “Wakefield”, y Brubaker reescribe esa inquietante parábola y nos muestra lo fácil que es perdernos a nosotros mismos, si creemos que no habrá consecuencias.

Acompañando el guion de Brubaker, y la habitual narración-monólogo del protagonista, está el sólido dibujo de Sean Philips y el estupendo trabajo como colorista de su propio hijo, Jacob Philips, que lo empapa el paisaje urbano europeo de unos tonos azules, rosados y rojos, y le dan la apariencia de un espacio onírico. Algo que viene muy bien a una historia que se lee y se contempla como una especie de febril pesadilla con los ojos abiertos. “Night Fever” no es el mejor cómic creado por Brubaker & Philips (y, en este caso, con un segundo Philips). Si tuviéramos que elegir, probablemente pondríamos bastante por delante a “Criminal” o “Kill Or Be Killed”, pero es una lectura absorbente e hipnótica realizada por uno de los mejores equipos del cómic contemporáneo.

 

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