Haciendo referencia a la famosa canción, Mo no es una vaca cualquiera. Porque es la protagonista de esta novela gráfica que adapta el célebre libro juvenil de Bernardo Atxaga, "Memorias de una vaca" (1991). Al inicio del relato, encontramos a Mo viviendo una vida plácida y retirada en un convento del País Vasco francés, junto a la hermana Pauline. Desde esa existencia tranquila, recuerda su vida pasada en Balanzategui, en el caserío vasco donde nació y vivió sus años mozos, rememorando los tiempos turbulentos de la posguerra.
Desde el primer momento, vemos que Mo no es una vaca como las demás. Está empeñada en que su destino no sea como el de sus congéneres. Tiene una voz interior, Pesado, con la que mantiene largas conversaciones para desentrañar los grandes misterios de la vida, y admira a La Vache, una vaca intrépida y libre que aprovecha la más mínima ocasión para escapar al bosque, donde el siniestro Gafas Verdes ha llenado los árboles de extraños “ojos” y donde habita la enigmática “gente del bosque”. Su curiosidad la llevará a involucrarse en los quehaceres de los seres humanos, a los que a veces le cuesta comprender.
"Mo" tiene ese aire de fábula propio de las historias protagonizadas por animales. Desde Esopo hasta Orwell, todas nos hablan de nuestra condición humana. A través de la mirada curiosa e inocente de Mo, que nos narra el día a día en el caserío, así como sus correrías y aventuras con La Vache, asistimos a los despojos que ha dejado la Guerra Civil, “un despropósito irracional del ser humano”, como le explica Pesado. Desde su cándida narración, los lectores vamos entendiendo poco a poco que, en el misterioso bosque, lo que Gafas Verdes y sus criados dentudos vigilan y buscan es a la guerrilla vasca, los maquis, un movimiento armado antifranquista de los años 49 y 50. Quizás la moraleja de esta singular y entrañable es que, como dice Soeur Pauline, “De las guerras, todos salimos perdedores”. Aunque unos, por qué no decirlo, más que otros.
Pello Varela partía de un material muy bueno para escribir el guion de esta novela gráfica, y ha sido respetuoso y correcto en su adaptación, apoyándose en flashbacks para construir una narración dinámica y amena. Por su parte, el colombiano Juan Suárez ha realizado un excelente trabajo en la parte gráfica, destacando sobre todo un uso muy libre e imaginativo del color, de tonalidades intensas, que lo acaban convirtiendo en un elemento más de la narración.
Desde mi punto de vista, "Mo" es una historia contada desde los márgenes. En esos márgenes donde los maquis resisten amparados por la clandestinidad del bosque; en esos márgenes donde una viuda, que lo ha perdido todo por la guerra, continúa resistiendo; en esos márgenes donde una vaca, una simple vaca, puede explicarnos sus memorias. Un relato atemporal que La Cúpula nos devuelve en esta edición en castellano para el disfrute de todos los públicos.
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