La creación artística como medio y excusa para explicar una historia de amor o una historia de amor como medio y excusa para reflexionar acerca de la creación artística. “Luz negra” es una obra compleja y profunda que puede funcionar en ambas direcciones, un cómic en el que guion, dibujo y color es fruto del excepcional tándem formado por Claire Fauvel y Thomas Gilbert, que han logrado unir y fusionar pluma y pincel para ofrecernos una historia sólida, visualmente poderosa.
Estructurada en varios actos, como si presenciáramos una obra en vivo, “Luz negra” nos cuenta los encuentros y desencuentros de Ava e Ian. Al inicio del cómic, nos encontramos a Ava Klein, una joven bailarina y coreógrafa, consagrada y aclamada por crítica y público, que sufre una crisis personal y profesional: se siente atascada en un erial creativo, sin nada que ofrecer y sin un proyecto que le devuelva el deseo de crear. Pero esto cambia cuando conoce a Ian, un joven y apasionado bailarín, de un energía fresca y pura, sin adulterar, al que enseguida ve como un talento en bruto al que pulir. Ese encuentro, y la muerte de su abuela iraní, que la conecta de pronto con su infancia y la empuja a articular una fábula que habla de la ambigüedad y arbitrariedad de los valores morales, despertarán de nuevo su energía creativa. La danza los une en una arrolladora historia de amor y creación que amenaza con destruirlos, ya que, aunque ambos comparten la idea del arte y de la danza como una manera de remover conciencias, son caracteres diametralmente opuestos: mientras que Ada es pesimista y nihilista, atrapada en su propio vacío existencial, Ian es un joven idealista comprometido con la lucha social, que cree firmemente en que el mundo se puede cambiar. Ambos son, en definitiva, dos fuerzas de la naturaleza que acaban chocando frontalmente.
Además de una obra que da pie a interesantes y estimulantes reflexiones acerca del arte, “Luz negra” funciona también como una crónica social de los convulsos tiempos que estamos viviendo, poniendo sobre la mesa temas actuales como la crisis climática, la crisis migratoria, el recorte de libertades o el estado policial. Este telón de fondo en el que de desarrolla la historia es mucho más que un mero escenario, pues no solo refleja el carácter turbulento de la relación de Ava e Ian, sino que marca ineludiblemente su destino. ¿Cómo vivir de espaldas a una sociedad a punto de colapsar?
Sin duda, el estilo de Fauvel y Gilbert, rematado por un vibrante color, es la musculatura que ensalza, refuerza y remata un guion ya de por sí firme. El talento y la pericia de ambos autores brilla particularmente, por un lado, en aquellas páginas dedicadas a la danza, donde se nota el trabajo que ambos autores han realizado de investigación del movimiento (y que a mí particularmente me ha llevado de nuevo hasta la extraordinaria “Polina” de Bastien Vivès); y por el otro, en “Un corazón puro”, el cuento que la abuela de Ava le leía de pequeña y que le sirve de inspiración para su obra. Una fábula moral que hallamos en el ecuador de la historia y que supone un punto de inflexión, funcionando además como un relato independiente donde Fauvel y Gilbert muestran, de nuevo, por qué son dos nombres de la nueva generación de la bande dessinée francesa que debemos tener en nuestro radar.
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