Nada mejor para quitarle drama a nuestra vida que descubrir y entender que todas las personas estamos cortadas con el mismo patrón, que existen unos lugares comunes en los que nos encontramos y desencontramos, y que somos ovejas en un mismo rebaño peleando por destacar. Nada mejor para quitarle drama a nuestros asuntos que asumir que no somos especiales. Y si por algún momento se te había pasado por la cabeza que no es así, aquí llega Candela Sierra con una buena dosis de realidad para bajarnos de nuestro pedestal.
Narcisismo, ghosting, amor líquido, egolatría, autoengaño, relaciones tóxicas, inmadurez emocional y todo un compendio de situaciones en las que vernos reflejadas por un breve momento. Con Lo sabes aunque no te lo he dicho, la autora malagueña disecciona con su mirada mordaz e incisiva la jungla de incomunicación y superficialidad en la que se mueven las relaciones personales contemporáneas. Un inteligente ejercicio altmaniano de vidas que se cruzan fugazmente, pero sin tocarse (y a veces siquiera mirarse).
Esta es la segunda novela gráfica de Sierra tras la también excelente “Rotunda” (Andana Gráfica, 23). Es inevitable que frente a una obra como esta no nos venga a la mente Liv Strömquist y su “No siento nada” (Reservoir Books, 21), pero Candela Sierra nos ahorra la tralla filosófica y sociológica, ofreciendo un original relato coral que no sólo brilla por su contenido, sino también por su forma. Sierra se presenta como una aguda observadora de lo cotidiano, seleccionando situaciones que convierte en brevísimos relatos que podrían funcionar de manera independiente, pero que la autora hilvana mediante curiosas transiciones. En este aspecto, el color cobra una importancia remarcable como hilo conductor que nos permite situarnos en cada relato mientras nos movemos por las diferentes historias. El instinto innato de Sierra para explotar los recursos del lenguaje del cómic es incuestionable y, en varias ocasiones, roza la genialidad. A eso hay que añadir un estilo que se caracteriza por la parquedad en los fondos, focalizando todas sus energías en el enorme y variopinto elenco de personajes que transitan por sus páginas, a veces extrañamente asépticos, a veces híper expresivos, siempre peleando por ser protagonistas.
Es evidente que los seres humanos somos una fuente inagotable de historias y situaciones susceptibles de convertirse en material de ficción. Y aquí está Candela Sierra para recogerlas y construir, a golpe de humor y de sátira, un rico y lúcido tapiz de nuestra contemporaneidad y cotidianeidad.
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