Toussaint y Munuera forman una auténtica hermandad del espectáculo con el objetivo de presentar una comedia burlesca absolutamente imaginaria a partir de una historia increíble pero cierta. Año 1904 en la ciudad de San Luis, Missouri, Estados Unidos; en el marco de los terceros Juegos Olímpicos de la era moderna se decide organizar una maratón para encumbrar las capacidades atléticas de los corredores norteamericanos. Con el fin de que gane un auténtico héroe americano, los organizadores planean una disparatada carrera llena de trampas e irregularidades, incluyendo el primer caso conocido de dopaje en el deporte. Pero el desenlance de la misma no fue el planeado.
Las primeras páginas de “La carrera del siglo” nos van presentando a los atletas que participarán en la maratón más grotesca de la historia, al mismo tiempo que José Luis Munuera se sirve de un estilo pictórico de corte costumbrista que casa a la perfección con la época que retrata y con el que ayuda a impregnar al álbum de un humor certero.
Resulta desternillante el episodio en el que uno de los atletas de raza negra se topa con dos rednecks en medio de un bosque: “¿Qué haces tú por aquí negro? - Estoy corriendo la maratón. - ¿De qué habla este negro? - Que corre como un ladrón, algo así ha dicho. -Yo diría que se ha fugado de la penitenciaría. - ¡Seguro! Nadie va por ahí en calzoncillos a no ser que huya de algo”. El racismo está presente en este cómic de una manera clara pero con un tratamiento muy sutil. Con todo, resulta increíble ver lo surrealista que es una historia que ocurrió en la vida real. Y es que, una vez más, la realidad supera a la ficción cuando se trata de la humanidad.
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