Jim
Comics / François Schuiten

Jim

9 / 10
Laura Madrona — 10-06-2024
Empresa — Libros del Zorro Rojo

No es necesario amar a los perros para comulgar con este libro. Cualquier persona puede entender el desamparo, la impotencia y la tristeza que conlleva la muerte de un ser querido. Y aunque las características del duelo y sus fases suelen ser similares, el modo en el que cada persona capeará el temporal es diferente. Por ejemplo, el día en el que su perro Jim falleció, François Schuiten se sentó a dibujar. Fue casi como una respuesta fisiológica a la desaparición del que había sido su fiel compañero durante trece años. Las ilustraciones resultantes, fruto de esa nueva actividad que vino a sustituir los paseos con su perro, están recopiladas en este hermoso álbum, un pequeño oasis de dolor y catarsis que supone un modesto paréntesis en la obra de este gigante del cómic belga y que en nuestro país ha editado Libros del Zorro Rojo con el savoir faire al que nos tienen acostumbrados.

“Jim” es la carta de amor que Schuiten ha dibujado a su mascota. Siempre se suele decir que una imagen vale más que palabras. El autor ha sido parco en palabras, porque a veces sobran y sus certeras y melancólicas ilustraciones hablan por sí mismas. También me gusta pensar que dibujar es para Schuiten un lenguaje propio en el que suele expresarse, un lenguaje más allá de las palabras, perfecto para dirigirse a alguien con el que el lenguaje humano también sobraba. En esas ilustraciones, Jim está ausente y está presente al mismo tiempo, y Schuiten parece moverse a través de ellas como un fantasma que busca el recuerdo de su amigo perdido. Página tras página, ilustración tras ilustración, el autor belga parece haber atrapado al vuelo e inmortalizado con tinta recuerdos aleatorios sobre su perro, en un sobrio y elegante despliegue de maestría que ahonda también en ese ancestral y fascinante vínculo entre el ser humano y el perro.

El duelo no es algo exclusivo del ser humano. Otros animales también pasan por ese proceso. Pero la capacidad de reflexionar y hablar de ello sí que nos pertenece. Sin embargo, el reconocimiento y la validación del duelo por los animales de compañía todavía es una asignatura pendiente. Por eso este libro me parece esencial: no solo por su evidente valor artístico, sino por suponer un instante de refugio para aquellas personas que también sufren esa pérdida. Schuiten ha hecho eterno a Jim. Su perro no se merecía menos. Y de paso nos deleita con otro extraordinario ejercicio (quizás el más personal) de su indiscutible talento. Era evidente que de un amor tan grande solo podía nacer algo tan bello como este libro.

 

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