Más de ochenta años después de su muerte, el escritor norteamericano Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) continúa siendo admirado por todos los fans del terror y la ciencia-ficción. En el noveno arte son cientos las adaptaciones que ha tenido su gran obra literaria. Desde “Los mitos de Cthulhu” de Alberto Breccia, la versión de Esteban Maroto, las revisiones de Erik Kriek, la fantástica “La guarida del horror” del recientemente desaparecido Richard Corben en el que ponía imágenes a sus poemas terroríficos, hasta la revisión de “En las montañas de la locura” que nuestro Cels Piñol hizo mezclándolo con su universo “Fanhunter”. Su influencia también se ha notado en obras importantes del cómic norteamericano como el Hellboy de Mike Mignola, el “Neonomicon” y “Providence” de Alan Moore y Jacen Burrows, o el “Fatale” de Ed Brubaker y Sean Phillips.
El autor italiano Michele Penco no es el primer dibujante que se atreve a plasmar en viñetas el tentacular y pestilente universo horrífico de Lovecraft, pero sí que es de los pocos que se han atrevido a mezclarlo con el impresionismo cinematográfico alemán. Dotado con un pincel intenso, oscuro y repleto de detalle, la angustia del horror de H.P. se manifiesta, sobre todo, en las expresiones torturadas de los personajes que viven terroríficas experiencias oprimidos por escenarios imposibles. El paisaje es el reflejo de la angustia de los narradores en este paseo por cuatro cuentos poco conocidos de Lovecraft, “El autorretrato”, “La ciudad sobre el océano”, “El modelo” y “El ser del sueño”, que navegan entre el conocido horror con olor y sabor a sal marina del autor de “La sombra sobre Insmouth” y la no tan conocida vertiente onírica como las que podíamos disfrutar en “La búsqueda en sueños de la ignota Kadath”. Además de los mitos de Cthulhu o la etapa onírica, también disfrutamos de “El modelo”, una obra que está más cercana al gótico de sus primeras obras, bastante inspiradas en Edgar Allan Poe. El arte expresivo y muy personal de Penco se recrea en las formas viscosas, putrefactas y abisales como en esa doble página del desfile monstruoso de “La ciudad sobre el océano”, pero también se acerca al horror japonés de autores como Junji Ito, otro fanático de Lovecraft, en el cuento “El Autorretrato”.
El título de la obra es un juego de palabras entre el demonio que acecha en el sueño y ese ‘incubi’, pesadillas en italiano. Publicada con mimo por Ponent Mon, “Íncubos” es una obra que no puedes dejar escapar si eres un fan de la literatura de Lovecraft.
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