A una persona que jamás ha cogido un lápiz para hacer un dibujo realista, cualquiera que sea capaz de hacerlo le parecerá alguien de otro mundo. Para aquellos que alguna vez lo han intentado, Al Williamson es, como mínimo, alguien superdotado para el dibujo y, como máximo, una deidad de los lápices y la tinta. Alfonso Williamson (1931-2010) fue un dibujante estadounidense criado en Colombia que básicamente dibujó tiras de prensa, fue ayudante de otros artistas y trabajó como entintador para Marvel y otras editoriales. Coetáneos, colaboradores y amigos suyos, pero también muy cercanos a su estilo, fueron otros titanes de las viñetas como Alex Raymond, Frank Frazzeta o Wally Wood.
Al Williamson lo dibuja todo bien, muy bien, incluso demasiado bien. La figura humana, el movimiento, el entintado, los paisajes reales de la naturaleza o los mundos imaginarios y los seres fantásticos que los habitan, las naves espaciales y las máquinas. Sus dibujos son un festín para la vista, un derroche de imaginación y una lección de dibujo. Aquí se reproducen en B/N y es una buena opción, pues aunque originalmente eran a color, así se puede apreciar mejor su arte. Puestos a ponerle alguna pega, señalaremos que las expresiones faciales son más de fotonovela que no de cómic; esto es, que son demasiado neutras. Este volumen reúne todo lo que publicó de Flash Gordon: comic books, cómics publicitarios, la adaptación del film, e ilustraciones y portadas. Todo ello en tres periodos: 1966, 1980 y en 1995. Doscientas páginas de dibujos para relamerse los dedos en una edición cuidadísima.
Estamos ante un cómic de otros tiempos pasados. Un cómic dónde el peso de la narración lo llevan los textos y los diálogos y no las imágenes. Un cómic más cercano a los aleluyas o a las aucas que no al dinamismo del cine. Un cómic dónde cada viñeta es un cuadro absoluto, frente a un cómic más actual dónde las viñetas se estructuran en la página.
Flash Gordon es el prototipo de héroe americano. Grandote y rubio y de los que actúan sin pensárselo. Gordon une a la gente contra los tiranos, pero no es un organizador sinó un caudillo que viene de otra galaxia y que esperan que los demás actúen por imitación. El peligro y el mal son más la excusa para que Gordon demuestre su arrojo, fuerza e inteligencia que no para la liberación de los desfavorecidos mediante una justicia reparadora. Los argumentos son bien simples y tienden más a la fantasía que a la ciencia ficción. En ellos aparecen los malos, los buenos y gente a la que salvar y que en modo alguno se contempla que puedan salvarse a sí mismos. La propia editorial Dolmen ha publicado un recopilatorio de "Barbarella" de Jean-Claude Forest y la heroína de los sesenta es un reflejo de Flash Gordon pero pasada por el filtro de la autoría y de las revoluciones de la época. Los que quieran hacer una lectura comparada entre ambos cómics tienen ahí un filón de comparaciones.
¿Por qué Flash Gordon como personaje creado en 1934 no ha logrado el eco que otros personajes de su tiempo sí han conseguido? Probablemente, porqué aún encuadrado dentro del género space opera la saga "Star Wars" de Georges Lucas es más interesante, está mejor organizada, es más emocionante y tiene una galería de personajes con más mordiente que Flash Gordon; que en comparación tiene un tono más acusado de opereta. Y el fallido film de 1980 tampoco ayudó mucho a su difusión como personaje. Star Wars hizo realidad lo que Flash Gordon sólo apuntaba.
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