Éramos el enemigo
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Éramos el enemigo

7 / 10
Joan S. Luna — 06-05-2021
Empresa — Planeta Cómic

Digamos que, en nuestro país, el de George Takei es uno de esos nombres –luego hablaremos de su currículum– que solamente conocen los más avispados o sobre todo los auténticos Trekkies, pero en Estados Unidos es una celebridad a quien buena parte de los mortales tiene ubicada sobradamente por su siempre chispeante sentido del humor, por su activismo social, y por su aparición periódica en diversos medios de comunicación. En cuanto a lo de los Trekkies, bien, digamos que tras William Shatner (Capitán Kirk) y del ya desaparecido Leonard Nimoy (Mr. Spock), George Takei es posiblemente el actor más conocido de la serie original de “Star Trek”, gracias encarnar al teniente Hiraku Sulu, timonel de la nave Enterprise. Una vez explicado esto, hablemos de “Éramos el enemigo”.

Takei fue uno de los ciento veinte mil japoneses americanos que el gobierno del país encerró en campos de concentración tras el bombardeo de Pearl Harbor a cargo de la marina y la aviación del Imperio Japonés en la II Guerra Mundial. El episodio continúa siendo uno de los más vergonzantes de aquellos años en tierras estadounidenses, causado por un gobierno que actuó de forma radical contra ciudadanos de su país ciñéndose exclusivamente a su raza a causa de la guerra. Tanto es así que, en 1988, Estados Unidos pidió perdón a todos los supervivientes a través de Ronald Reagan y, posteriormente, han sido recordados por otros gobiernos como el dirigido por Barack Obama, quien les homenajeo en 2008. Se habrá intuido ya que sobre aquello habla este “Éramos el enemigo”, una novela gráfica que relata la experiencia de Takei en diversos campos en los que, siendo niño, fue encerrado junto a toda su familia y, aunque de forma fugaz, cómo se enfrentó a ello ya de adulto.

“Éramos el enemigo” es, como el propio Takei, un cómic amable, que pese a contarnos un episodio complicado y traumático evita siempre caer en lo escabroso. Takei no pretende mostrarnos con detalle las miserias que él y todos los japoneses americanos vivieron en aquellos días, sino que sencillamente comparte con nosotros unos momentos complicados e injustos. De hecho, las situaciones más crudas y tristes suelen ser descritas desde los ojos del Takei niño, lo cual resta dramatismo a la acción y la sustituye por la candidez de la visión de un chaval y su hermano que no acababan de entender del todo lo que ocurría a su alrededor. Ahora bien, eso no significa que no podamos apreciar lo duros que fueron aquellos días y la impotencia que debieron sentir los adultos que sufrieron todo aquello junto a sus familias. Takei –bien, y el equipo que conforma junto a Justin Eisinger y Steven Scott al guion– no habla de la injusticia, la desesperación y la ira que sufrieron aquellos hombres, mujeres y niños, aunque prefiere resaltar la forma en la que los padres de Takei y muchas otras personas lo vivieron, con valor y, sobre todo, con mucha dignidad. Es decir que, aunque apto para todos los públicos, “Éramos el enemigo” es un cómic que resulta adecuado recomendar más a jóvenes que a lectores adultos que busquen obras más extremas en sus planteamientos. Ah, y no nos olvidemos del dibujo de Harmony Becker, estadounidense de ascendencia japonesa. Un dibujo igualmente amable, pero que encaja a la perfección con la inocencia desde la que se van narrando los hechos página tras página. El trazo de la joven artista resalta la candidez y rebaja la crudeza, algo que convierte este “Éramos el enemigo” en un cómic ideal para descubrir uno de esos episodios históricos que merecen ser recordados.

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