Casi setenta años después del suceso, el caso Diátlov sigue sin resolución. La noche del 1 de febrero de 1959 un grupo de nueve alpinistas rusos desaparecieron en los gélidos Montes Urales; sus cuerpos fueron encontrados un mes después en diferentes estados de descomposición y algunos incluso presentaban signos de violencia y de radiactividad. La KGB no ayudó precisamente a esclarecer lo sucedido y el caso se cerró de forma abrupta y chapucera.
El guionista Cédric Mayen recupera aquí la instrucción realizada en su momento por el fiscal Lev Ivanov (una especie de Sherlock Holmes pero a la soviética) y muestra sus conjeturas en forma de cómic. ¡Ojo! en estas páginas no se resuelve el caso, sino que se reabre y se presentan gráficamente las hipótesis más plausibles para que el lector llegue a sus propias conclusiones.
En cuanto a los recursos gráficos, el más acertado es el cambio a una coloración monocroma de las páginas cuando el único superviviente explica/recuerda cosas de lo que ocurrió durante la expedición antes de la fatídica noche. También son muy impactantes las viñetas de gran formato y a doble página dibujadas por Jandro González (“La vampira de Barcelona”, “La sombra roja”).
“Trabajamos para una potencia nuclear que ha hecho del silencio su razón de ser” reflexiona el camarada fiscal Ivanov en el trascurso de sus investigaciones sobre las muertes en el paso Diátlov; tal vez por ello no interesó hacer las preguntas que realmente molestaban y este caso siga sin resolverse, deviniendo así uno de los grandes enigmas de la Unión Soviética y de la actual Rusia de Putin.
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