No es ningún secreto que, dentro del mercado del cómic español, el manga está adquiriendo una preponderancia cada vez mayor. La mejor prueba de esto es la continua aparición de nuevos sellos especializados. Un gigante editorial como el grupo Random House ha terminado por crear el suyo propio: Distrito Manga. Entre las primeras series que ha publicado en España, destaca, sin duda, “El incidente Darwin”, por su autor, Shun Umezawa, al que conocíamos por varias recopilaciones de relatos breves, “Utopias” y “Bajo un cielo como unos pantis”, que tenían en común una visión satírica y muy pesimista de la condición humana y, en particular, de la sociedad japonesa.
“El incidente Darwin” es su primera obra larga; y en este primer volumen, logra, a través de una historia de ciencia-ficción, dar una vuelta de tuerca a sus inquietudes (y que debe bastante a ese clásico del género que es “El planeta de los simios”). La trama nos sitúa en un presente alternativo, en Estados Unidos, donde la tensión entre los grupos defensores de los derechos de los animales y proveganos más radicales y el resto de la sociedad se ha agudizado, hasta el punto que ha surgido una especie de organización terrorista llamada Alianza de Liberación Animal (ALA). Esta asalta un laboratorio clandestino donde realizaban experimentos prohibidos con animales. Allí localizan a una chimpancé embarazada. Lo que desconocían es que iba a dar a luz a al primer híbrido de humano y chimpancé: Charlie (bautizado así en honor, obviamente, de Charles Darwin, el padre de la teoría de la evolución). Este bebé medio humano, medio simio, acaba en manos de las autoridades, con un enorme revuelo mediático.
Quince años más tarde, descubrimos que Charlie fue confiado a unos padres adoptivos humanos, dos científicos, que han tratado de criarlo lejos del foco de la prensa. Es muy inteligente y, a la vez, posee unas capacidades físicas extraordinarias. Ahora, creen, ha llegado el momento de que Charlie vaya al instituto, como cualquier adolescente, y empiece a relacionarse con más seres humanos. Pero esto no será nada sencillo. Por un lado, habrá quien lo mire como una atracción de feria; otros desconfiaran de él, ya que el ALA ha comenzado a realizar atentados violentos que han dejado muchas víctimas. De hecho, los miembros del grupo terrorista planean secuestrarlo, ya que desean convertirlo en el estandarte vivo de su causa. Charlie sólo logrará trabar amistad con una chica introvertida e idealista, Lucy (cuyo nombre, por supuesto, no es casual, ya que es el de la homínido africana de la que, en teoría, descendemos todos los sapiens, la madre de la humanidad)…
Los problemas de adaptación de Charlie, y las amenazas que se ciernen en su contra, desembocaran en una serie de situaciones cada vez más complicadas y rocambolescas. Pero lo que vuelve “El incidente Darwin” un manga definitivamente brillante es la perspectiva de Charlie. Este, a pesar de contar con el cariño y la atención de sus padres adoptivos, es una criatura un tanto melancólica que se siente, por igual, ajena al mundo animal y a la esfera humana y que contempla ambas realidades desde un punto de vista neutro y desapasionado. Lo cual le sirve a Umezawa para poner en cuestión la moralidad humana en su relación con la naturaleza e, incluso, el papel privilegiado que se ha autoatribuído. Todo esto acompañado por un dibujo preciso y fluido, en particular en las escenas de acción.
El resultado es un manga de enorme interés, aunque con el pero de que en este primer tomo se muestre quizás demasiado frío y cerebral. Si en los siguientes tomos Umezawa logra equilibrar la densidad de sus ideas con una mayor profundidad de los personajes, nos hallaremos antes una obra imprescindible para cualquier amante del cómic.
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