El humano

Diego Agrimbau y Lucas Varela vuelven a conseguir unos resultados de lo más atractivo en su nuevo trabajo juntos, el cómic de ciencia-ficción "El humano", que La Cúpula publica en España.

Existen diversos tipos de ciencia-ficción, pero si hay uno que realmente merezca toda la atención es aquella que nos lleva a reflexionar sobre la condición humana desde lo más profundo. Algunos autores llevan consiguiendo que lo hagamos toda su vida, y eso les honra.

Está muy bien que nos encontremos con aventuras, acción, aparatos fantásticos y toda la parafernalia que queramos imaginar, pero si todo ello resulta superfluo para entender lo que se nos está contando o si no se nos está contando nada que realmente tenga interés, mejor ir a por otra historia. “El humano”, el nuevo trabajo conjunto de los argentinos Diego Agrimbau y Lucas Varela poco tiene de superfluo, poco aderezo más allá de todo lo necesario para llevarnos a imaginar lo que ocurriría en otros mundos futuros que, en realidad, no dejan de ser el nuestro. Es decir, que cualquier posible vuelta de tuerca que le encuentren a la historia, está sobradamente justificada.

“El humano” reunió nuevamente a Agrimbau y Varela para la editorial francesa Dargaud, aunque La Cúpula nos ha permitido disfrutar de este excelente cómic apenas unos meses más tarde y en las mejores condiciones imaginables. Casi ciento cincuenta páginas ágiles y llenas de imaginación en las que la historia y el (una vez más) excelente dibujo (y color) de Varela mantienen el equilibrio perfecto. Casi se enfrascan en un pulso por saber quién se lleva el gato al agua, porque lo cierto es que ambas tareas son excelentes y, al encajar perfectamente, llevan a este “El humano” varios escalones más allá.

Sin intención de lanzar spoilers, les diré que se trata de una de esas historias de ciencia-ficción de corte clásico con muchas aventuras, pero también en las que los protagonistas (bien, algunos de ellos) se plantean cosas como la creación, ¿qué nos hace humanos?, ¿qué ocurriría si los androides aprendieran y mejorasen emocionalmente?, ¿qué errores ha cometido y continúa repitiendo el hombre?,¿ qué mundo surgiría de nuevo de las cenizas de lo que hemos sido?, ¿cuáles son los límites de la ambición científica?, ¿seríamos capaces de adaptarnos a entornos hostiles?, ¿podemos convivir en paz con otras especies humanoides?, ¿es el humano una especie salvaje por mucho que pretenda parecer lo contrario?, etcétera, etcétera. Como pueden ver, una historia con poso suficiente para hacernos pensar en qué mierdas haríamos nosotros en una situación parecida. Son temas universales, cierto, de ahí que podamos reflexionar sobre ello tras cerrar la última página del cómic.

Posiblemente uno de los recientes cómics de ciencia-ficción qué más preguntas nos despierta y que, al mismo tiempo, mejor nos lo hace pasar mientras está plantándolos en la cabeza las semillas de esas dudas.