El espíritu del bosque

Nunca antes había tenido la oportunidad de leer una de las obras de Axelle Lenoir, nacida en Quebec en 1979. Quizás por ello, el llegar virgen a la que posiblemente sea su obra más popular ha sumado puntos a la hora de disfrutar este fresco y simpático “El espíritu del bosque”.

Conforme uno se va sumergiendo en las primeras páginas de esta obra –aparecida en dos partes entre 2017 y 2018, para posteriormente compilarse en un único volumen en 2020–, resulta inevitable pensar en la exitosa serie “Leñadoras”. Campamento juvenil de verano, chicas protagonistas, humor... algo que, como inicio, parece restarle puntos por comparación a “El espíritu del bosque”. Pero, mientras nos adentramos en la historia, el referente pasa a un segundo plano para dejarnos disfrutar de un cómic divertido y fresco, protagonizado por personajes entrañables y con un componente fantástico que funciona bastante bien. Acabamos pillándole cariño a la inicialmente antisocial y huraña Élodie, pero también a prácticamente todos los personajes que van apareciendo a lo largo del cómic, desde el director del campamento al brusco Héctor, pasando por Catherine o las alocadas –y divertidísimas– pelirrojas. Y sin que apenas nos demos cuenta habremos acompañado a las protagonistas por un torrente de sentimientos que van de la incomprensión hasta el amor, con múltiples paradas por el camino. Todo ello convierte a “El espíritu del bosque” en uno de esos cómics disfrutables que nace sin pretensiones, pero que dejará alguna que otra lección de vida a las lectoras –y lectores, obviamente– adolescentes que apuesten por pasar unos minutos con las chicas.

Y quizás solamente quedaría añadir que, aunque Lenoir se describa a si misma como una fan a muerte de las sonoridades más reptantes del metal (doom, stoner y sludge para ser más concretos) y se subraye en la contraportada del cómic que la historia se desarrolla a ritmo de Sonic Youth, Nine Inch Nails o Nirvana, lo cierto es que las referencias musicales en “El espíritu del bosque” sirven más que nada para que profundicemos un poco más en el carácter de Élodie o para añadir algo de misterio al director del campamento, cuando este utiliza a Black Sabbath para dotar de himno al campamento.