El difícil mañana

Llamémosle serendipia, hallazgo afortunado o sencillamente clavarla en todos los sentidos posibles. El último cómic de Eleanor Davis llega en el momento preciso, y me explico: los Estados Unidos de América están en uno de sus peores momentos a nivel socio-político, la pandemia sigue azotando sin fecha de caducidad a la vista y la condición desorientada del ser humano en su plano más existencial pasa por uno de sus peores momentos. Y de repente Eleanor Davis y esta auténtica maravilla que nos llega como el maná cuando ya no hay esperanza ni luz al final del túnel ni ganas de nada.

Davis es una dibujante de prestigio con trabajos de ilustración en los medios más prestigiosos, libro ilustrado para todas las edades y minicómics por doquier. Barrett publicó su magnífico “¿Arte? ¿Por qué?” el año pasado, y muchos levantaron las cejas de estupor y temblores al descubrir a un portento sin igual. Luego Astiberri editó su cinemático “Tú, una bici y la carretera”, un precioso periplo de la autora por algunos estados de su país y también de su conciencia. Pero el que va a recordarse, el cómic que todo lector debe tener en su casa y releer y enmarcar es este, no lo duden.

El salto de lo alternativo a la primera división está aquí y no pueden dejarlo escapar. “El difícil mañana” –no quiero ni acercarme a bosquejar una sinopsis– habla de la militancia, de la necesidad de aferrarte a tus creencias, del miedo a un estado totalitario, de la violencia inherente al poder, del ansia de libertad en un planeta enrocado, de la amistad, del amor y del mañana y lo que podía, puede y podrá ofrecernos si somos capaces de tomar las decisiones acertadas. Davis dibuja como nadie y guioniza como una verdadera titana logrando emocionar –¿cuánto hace que un cómic no te emociona?– con ciento cuarenta páginas sublimes, de una altura estética sobresaliente. Desde ya, debería ser lectura obligatoria en escuelas, institutos y facultades. Es necesario, sin más. “El difícil mañana” es el cómic perfecto porque todo es perfecto en él.