El depravado
ComicsJames Tynion IV

El depravado

8 / 10
Marcos Gendre — 20-04-2025
Empresa — Norma Editorial

Prosigue la prolífica trayectoria de James Tynion IV, quien, ahora mismo, debe de ser la figura más reconocida del mundo del cómic norteamericano. No en vano, hitos como “El departamento de la verdad” o series con el pedigrí de “W0RLDTR33”, “The Nice House On The Lake” son algunos de los ejemplos que dan buena prueba de la capacidad del guionista neoyorquino a la hora de hacer suyos los mecanismos del misterio.

En esta ocasión, con “El depravado” se nutre de los cauces narrativos del true crime para presentarnos una historia en torno a un asesino en serie, en la cual su compenetración con Joshua Hixson a los lápices da lugar a un festín de viñetas que irradian halo cinematográfico por los cuatro costados.

A esto debemos añadir la capacidad de este último para transmitir terror hasta en el más mínimo gesto o mirada a través de un estilo noir deudor de gigantes como Sean Phillips y Michael Lark.

A partir de estos parámetros, el relato aquí armado surca temáticas que responden a la aceptación social de la condición gay en la sociedad norteamericana de extrarradio o hasta qué punto pueden condicionar nuestra personalidad y actos los traumas derivados por la obsesión hacia la mitificación de los psicópatas estadounidenses. Así, de Ed Gein a Jeffrey Dahmer, aquí hay guiños y referencias a un submundo que Tynion IV destripa con escalpelo a través de una cuestión subyacente en todo lo relatado: ¿Por qué dicha atracción hacia estos monstruos?

Marcado por unos tempos perfectamente delimitados entre escenas carcelarias, flashbacks en los años setenta y estampas de violencia navideña realmente truculenta, “El depravado” crece y crece a medida que siembra de interrogantes y preguntas sin respuesta a un lector que tendrá que esperar a los cinco últimos números para saber cómo se las ingenia el bueno de Tynion IV para cerrar con satisfacción un guion que, desde luego, en estos cuatro primeros números recopilados atrapa irremediablemente a quien se deje seducir por su atmósfera, cocinada como si de un primo lejano de “Mindhunter” se tratara.

 

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