Cuerpecito
ComicsTuono Pettinato

Cuerpecito

8 / 10
Laura Madrona — 31-01-2025
Empresa — Dibbuks

No importa cuándo leas “Cuerpecito”, lo que cuenta siempre estará de rabiosa actualidad. Digo esto porque Tuono Pettinato, pseudónimo tras el que se escondía el malogrado autor italiano Andrea Paggiaro, escribió y dibujó este cómic en 2013. Y sin embargo la relevancia de esta certera sátira sobre el periodismo sensacionalista más abyecto y despiadado permanece incólume más de diez años después. Tras su reedición en 2023 por parte de la editorial italiana Coconino Press, Dibbuks nos acerca en castellano está tan necesaria obra que ofrece una acertada y descarnada disección sociológica a través de las crónicas de sucesos.

Un niño es asesinado en un bosque. El pequeño se llamaba Marcellino Diotisalvi y tenía ocho años. Pronto medios de comunicación y vecinos oportunistas, atraídos por el olor de la carnaza fresca, se congregan alrededor de la casa de los padres del pequeño. Ninguno de ellos quiere quedarse sin su pedacito de la historia, sin sus quince minutos de fama, sin sus miserables migajas de notoriedad. Desde ese momento, el circo mediático está servido. En medio de esa vorágine, alimentada por la banalización y explotación de la tragedia, el periodista Gianni Martinelli, bajo la presión de sus superiores, se aferra a su ética periodística para explicar los hechos con objetividad y perspectiva. ¿Podrá, cuando lo único que interesa es sacar rédito de la muerte de un niño, hacer honor a la verdad y mantener intacta su integridad como periodista?

Pettinato dio en el clavo en su modo de retratar el morbo, el espectáculo, la desinformación y la manipulación que habitualmente surgen cuando se da un hecho de estas características. No tenemos que irnos muy lejos para encontrar ejemplos en nuestro país, desde el infame show que Nieves Herrero montó alrededor del asesinato de las niñas de Alcasser, pasando por el rescate de Julen Roselló en Málaga, hasta la reciente tragedia de la Dana en Valencia.

Para explicarnos el caso (ficticio, pero totalmente verosímil) del pequeño Diotisalvi, el autor se apoyó, por un lado, en un ritmo narrativo ágil y rápido, incluso frenético, que consiste en mezclar la investigación de Martinelli con los testimonios de vecinos que aprovechan el foco mediático para reclamar protagonismo, con las disertaciones antropológicas del profesor Renato Giraldi que intentan arrojar luz sobre el comportamiento de la masa en esas situaciones, y con el trabajo del resto de periodistas, que no van a desaprovechar la oportunidad de sacar tajada del suceso. Como lectores, esa yuxtaposición de información tan diferente nos transmite la sensación de estar cambiando de canal constantemente para encontrarnos siempre con la misma información, como ocurre en televisión cuando sucede algo de estas características. Además, y para acentuar esta idea, Pettinato incluye una banda en la parte inferior de las páginas, a modo de faldón de noticias de última hora. La víctima, y la verdad de lo que sucedió, no tienen importancia: importa exprimir el drama al máximo antes de que pierda la frescura y otra noticia ocupe su lugar. Por otro lado, y en lo que respecta a su estilo, Pettinato dio también en el clavo al decantarse por un dibujo caricaturesco en blanco y negro. Una aproximación desde un estilo más realista de dibujo no hubiera sido, en mi opinión, tan efectiva: para denunciar la falta de ética y escrúpulos del periodismo amarillista, así como la hipocresía de la sociedad, era indispensable recurrir a lo grotesco, a la exageración y a la parodia. Algo que el autor consigue gracias al uso de la caricatura.

Me reitero en lo dicho al principio. No importa cuándo leas este cómic. Su lectura siempre será pertinente. Y no importa cuán exagerado nos pueda parecer lo que Tuono Pettinato nos explica en este cómic. La realidad, siempre, superará la ficción.

 

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