México siempre al revés. Cuando todos los pobres y proletarios del mundo se unían a mediados de los años 20 a la lucha comunista y anticlerical, los campesinos mejicanos iniciaron una guerra civil de cuatro años (1926-1929) en contra de la ley federal que prohibía la participación del clero en política, que la iglesia tuviera bienes raíces e impedía el culto público fuera de los templos.
Nuestro querido Corto, que funciona muy bien como termómetro político de principios de siglo XX, acaba en México transportando armas para los cristeros, los partidarios de la iglesia católica. Allí también se encontrará con un antiguo amor de “Las célticas”, la pecosa y aguerrida Banshee, y hasta con un Rasputín convertido en párroco católico. Canales hace malabarismos con las convicciones antibelicistas de Corto y la causa cristera mientras Pellejero nos fascina con su revisión del estilo del inmortal Hugo Pratt. Para muy cafeteros de Corto.
Manu Gónzalez
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