Ciudad del hampa
Comics

Ciudad del hampa

8 / 10
José Martínez Ros — 10-07-2024
Empresa — Fulgencio Pimentel

¿Cómo definir “Ciudad del hampa”?, el primer cómic de Terry Goldenberg que ha llegado a las librerías españolas? Esta es, lo podemos decir de antemano, una tarea realmente complicada. Las veintiúna historias (de diferente extensión, la mayoría de apenas un par de páginas) que componen esta obra son independientes e inclasificables, pero, en conjunto, forman un todo coherente que parece impenetrable a cualquier análisis.

Pongamos algunos ejemplos. Imaginemos que, en los años cuarenta y en lugar de marchar a México para rodar más tarde obras maestras como “Simón del desierto” o “El ángel exterminador”, Luis Buñuel se hubiera sido contratado en Hollywood para rodar las películas de cine negro que protagonizaban Humphrey Bogart, Lauren Bacall o George Raft, por aquel entonces tan en boga pasadas por un filtro surrealista. Imaginemos que Dalí se hubiera obsesionado con las tiras cómicas de Dick Tracy de Chester Gould, hasta convertir sus imágenes en vehículo para sus propias obsesiones. Imaginemos que Samuel Beckett fuera famoso no por haber escrito “Esperando a Godot” sino por ser el máximo responsable del guion de “El halcón maltés”.

El título “Ciudad del hampa” parece muy afortunado para esta colección de relatos gráficos. No hay una presencia visible del “crimen” o de la “delincuencia” en la obra de Goldenberg, por que la que es criminal y retorcida es la misma realidad que habitan sus personajes. En muchos casos (como en “El Fashion Outlet”, “El sector público” o la maravillosa “Extraña historia” que cierra el tomo) se toma una forma onírica, de pesadilla. Los hechos no son, simplemente, absurdos; sentimos que hay un significado, pero este se nos resiste como cuando soñamos.

Existe siempre un cierto humor soterrado, negrísimo, de fondo, pero la emoción predominante es la inquietud. Como si con cada historia se desvelara que, al otro lado de todo lo que conocemos, de lo que nos resulta estable y sólido, sólo hay decorado de papel pintado. Que toda la seguridad que nos preserva del azar y el caos es ilusoria. Un paseo por el campo, ver a unos pájaros en el cielo o una juega nocturna con un compañero de trabajo nos pueden conducir a la extinción.

 

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