La nueva maxiserie de Tom King para DC, con el fantástico arte sixtie de Greg Smallwood (quien ya hizo brillar la etapa de Brian Wood en “El Caballero Luna” de Marvel), podría dar a conocer un personaje poco mainstream en la historia de la casa de Superman, pero nada más alejado de la realidad. “The Human Target” fue creado en 1972 por el guionista Len Wein y el superlativo dibujante Carmine Infantino como personaje secundario para el cómic de Superman “Action Comic”. Eran los tiempos en que las películas y las imitaciones de James Bond triunfaron en la Gran Pantalla y el público pedía espías en el cómic. También en la tele americana triunfaba desde 1966 la serie “Misión: Imposible” con Martin Landau, teleserie en la que Wein se inspiraría bastante, la verdad. Christopher Chance, el blanco humano, era un guardaespalda muy particular: no te defendía de un posible atentado. Te estudia, te imita, se pone una máscara de prótesis al más puro estilo Ethan “Tom Cruise” Hunt y recibe la bala por ti para atrapar al asesino, un auténtico blanco humano. Con esta increíble premisa, Chance apareció en cómics como “The Brave And The Bold” o “Detective Comics”.
Ahora demos un salto a finales de los noventa. En DC triunfa el sello Vertigo, un sello más adulto y más nihilista que recoge versiones más modernas de héroes olvidados de DC. También triunfa en el cine Tom Cruise como el agente invencible de la Fuerza Misión: Imposible con películas dirigidas por Brian de Palma o John Woo. Momento ideal para rescatar del baúl de los recuerdos y desempolvar a Christopher Chance, el Blanco Humano. El guionista británico Peter Milligan, con dibujantes buenísimos como Cliff Chiang o nuestro Javier Pulido, se encarga de crear a un nuevo Chance, un impersonator cuyo deber al trabajo va más allá de lo moralmente correcto al convertirse sin fisuras en la persona que lo ha contratado. Eso implica problemas morales y éticos que junto a las historias con mucho aire noir clásico convierte a “The Human Target” en una de las mejores series de principios del siglo XXI en el sello Vertigo. Tras veintiún números la serie cerró, pero Chance volvería a disfrutar de una nueva miniserie en 2010, con la participación de su creador Len Wein y con el arte de Bruno Redondo.
Saltamos a 2020, en plena pandemia. El guionista estrella de DC Tom King, uno de los pocos que me fio actualmente en esa editorial de monos borrachos, hace una broma en su Twitter (perdón, en su X) sobre un ficticio guion sobre el Blanco Humano, algo inofensivo sobre lo fácil que sería hacer una historia sobre un personaje que se deja matar en la primera viñeta. Le llama su editor de DC y le pregunta si tiene ganas de hacer algo con Chance. Él cree que es una broma y dice que adelante. Ya tiene otro trabajo sobre la mesa mientras acaba los guiones sobre Superman (“Arriba, en el cielo”) y Supergirl (“La mujer del mañana”). Decide volver al Blanco Humano de Wein y Giordano, obviando la brillante etapa de Milligan, convirtiendo a la maxiserie en algo parecido a “Mad Men”, con un Chistopher Chance que es puritito Don Draper, con el apoyo del dibujante Greg Smallwood (aunque en un principio el artista elegido era Clay Mann), pero la idea se resiste a salir del todo. La solución la encuentra cuando su hijo pequeño, fan de las series de animación de DC, le pide que haga algo con la superheroina Hielo (la noruega Tora Olafsdotter) porque es su heroina favorita. King decide unir a la Liga de la Justicia Internacional de su juventud, la divertida de Keith Giffen, J.M. DeMatteis y Kevin McGuire de los noventa, con la serie de “Blanco humano” que está dando vueltas en su cabeza. La mezcla, lejos de ser imposible al intentar unir superhéroes bufones muy ochenteros con un superguardaespaldas de los años sesenta, funciona, y vaya si funciona.
Más que cercana a “Mad Men”, “Blanco humano” respira a película de ladrones y espías protagonizada por Gary Grant. El carisma de Chance, unido a la femme fatale inocente sueca, con su rostro entre Ann-Margret y Elke Sommer, más la participación de todos los grandes personajes de la LJI (Booster Gold, Guy Gardner, Blue Beetle, Detective Marciano, Rocket Red, Fuego, el mismísimo Batman o el Green Lantern más tonto del universo: G'nort), crean un cómic vibrante y muy divertido que se disfruta mucho más si has sido un lector de la LJI/LJE de los noventa porque existen un montón de bromas privadas en la historia.
Chance es envenenado por culpa de una droga que iba destinada a Lex Luthor, su cliente, y tiene diez días para averiguar quién ha sido su asesino. Todas las pistas le llevan a los antiguos miembros de la Liga de la Justicia, pero comienza a enamorarse de una de sus sospechosas: Hielo. Puro noir clásico, como pueden ver. A mitad la publicacioń de los doce números de la serie original también se publicó, incluido en este recopilatorio de ECC, el cómic-book “Tales Of The Human Target”, que sigue a Hielo y antiguas misiones de Chance con el arte de autores tan consagrados como Mikel Janin, Rafael Albuquerque y Kevin Maguire.
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