Un lugar tranquilo: Día 1

No voy a esconderme: el universo de “Un lugar tranquilo” me parece una de esas pequeñas joyas que nos ha dejado el terror moderno, aunque las expectativas frente a esta secuela eran más bien bajas. Y ¿cuál es el motivo? Pues un punto muy claro que es el prólogo de quince minutos –excelentes, por cierto– que apareció en la segunda cinta de la saga y en la que ya se contaba cómo había sido el inicio de la invasión. Partiendo de aquí, se podía intuir que esta nueva cinta resultase innecesaria y, quién sabe si el primer tropiezo de la franquicia, mientras que la mejor opción hubiese sido continuar la historia de la segunda cinta. Hubiese sido el paso más coherente y también el más cómodo.

Con lo que no contábamos era con la buena mano de Michael Sarnoski –responsable de “Pig”– y con las interpretaciones de Lupita Nyong’o y Joseph Quinn. El resultado no solamente mantiene coherencia narrativa dentro de la saga y supera las expectativas, enriqueciendo el lore de la franquicia y ampliando su mitología, pero sin subir para nada el listón.

Esta digna precuela está ambientada en Nueva York y, como su propio nombre indica, narra la llegada de los monstruos sensibles al ruido. Al margen de las sólidas actuaciones de sus protagonistas, Sarnoski firma una cinta muy bien ambientada, que tantea en positivo, de calidad indudable, pero que no deja el poso suficiente. En todo caso, al margen de que fuera necesaria o no, “Un lugar tranquilo: Día 1” sirve para mantener viva una franquicia a la que estoy seguro de que todavía le quedan cosas por decir.