The New Pope
Cine - Series / Paolo Sorrentino

The New Pope

9 / 10
Luis M. Maínez — 22-04-2020
Empresa — Sky Italia / HBO / Mediapro / Wildside / Haut et Court / Canal+
Fotografía — Archivo

“The New Pope” es una obra maestra (otra más) de Paolo Sorrentino. El director italiano ha conseguido lo que parecía imposible, que la secuela de una serie tan enorme como es “The Young Pope” esté a la altura de su predecesora. Lo consigue continuando en los aciertos e innovando a la vez. “The New Pope” tiene todo lo bueno que tenía la primera temporada y mucho más.

Visualmente es maravillosa. Parece mentira que se pueda mantener el tono y el brillo a lo largo de nueve horas a ese nivel. Cuando ya estás dentro de la serie es difícil darse cuenta de que todos y cada uno de los planos y escenas están filmados buscando la belleza y el arte, extrañar al público en el sentido formalista del término. Sorrentino vuelve a conseguir que veamos el mundo por primera vez en cada momento de la serie. No cae en convencionalismos, siempre sorprende.

La profundidad de “The New Pope” es también continuista con el trabajo que realizó en “The Young Pope”. No hay grandes cambios de ritmo forzados, ni giros de guión, tampoco cliffhangers de todo a cien. Es una temporada que se construye a través de la filosofía y la teología, pero también de la humanidad. No solo no renuncia a establecer una relación entre lo humano y lo divino sino que enarbola esa bandera y lo lleva al máximo. Es una serie que ayuda a creer en Dios. Por lo tanto, también muestra el pecado.

Sin embargo, la impronta que deja en esta nueva entrega de su particular visión de la cristiandad y el Vaticano es absolutamente diferente respecto a la primera temporada. Mientras que “The Young Pope” era una representación de la manera antigua y apocalíptica de entender la fe de Pío XIII –magnético, poderoso, santo–, interpretado por un inolvidable Jude Law, el primer Papa norteamericano de la historia y el más joven, “The New Pope” crece con el juego de ausencia-presencia por la figura de este, otorgando mucho más peso y complejidad a personajes como Angelo Voiello, el Secretario de Estado del Vaticano, que se muestra finalmente como uno de los mejores personajes de la ficción reciente, un trabajador abnegado por la Iglesia, cargándose de pecado por defenderla, en una de las muchas maravillosas contradicciones que plantea Sorrentino. Viene acompañado por la ya conocida Sofie Dubois, responsable de Comunicación del Vaticano, que se muestra también como una mujer inteligentísima y con muy pesados fardos en su mochila. Los mismos que lleva Gutierrez, un Javier Cámara genial que podrá morir tranquilo por haber participado en un proyecto como este.

Las nuevas incorporaciones son también interesantes y sirven para desplegar en la ficción el entramado de influencias y el juego de poderes que, evidentemente, habita en el Vaticano y a sus puertas: políticos, mediadores sin nombre pero con autoridad para hacer y deshacer… Pero también, y como no podía ser de otra manera, el nuevo Papa –interpretado por un John Malkovich seductor y sereno–, Juan Pablo III, Sir John Brannox, un aristócrata inglés lleno de angustias, pero también una estrella que invita a Marilyn Manson y a Sharon Stone al Vaticano, un comedido intelectual teólogo, defensor de “La vía intermedia” al mismo tiempo que un hombre tentado por el pecado que tendrá que imponerse a sí mismo, a la ausencia de un Papa santo en coma desde hace un año como Pío XIII, así como a los problemas internos y externos que padece la Iglesia en forma de conspiraciones políticas, fanatismo y amenazas de terrorismo yihadista.

Paolo Sorrentino, napolitano, huérfano, brillante, bebe de sí mismo y de Roma y de Italia para armar un artefacto precioso cargado de fe. “The New Pope” tenía el reto de ser heredera de “The Young Pope” y no le queda muy atrás. Lo consigue innovando constantemente y aunando a la perfección ficción y realidad. Al igual que la primera temporada, la serie empieza a desperezarse en dos primeros capítulos que poco tienen que ver con el resto, un prologo lento y enjundioso, más lírico que narrativo, y donde presenta las madejas enrevesadas que luego se encargará de desarrollar brillantemente. “The New Pope” enfrenta a la Iglesia a su propio reflejo y consigue que le devuelva una imagen humana. Pero también divina, haciendo partícipe al espectador de algo tan complicado, tan ajeno a día de hoy del común de nosotros, como es la dimensión del milagro.

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