Después de una aburridísima y sin sentido “Terrifier 2”, Art el Payaso regresa por Navidad para llenar estas fiestas de litros y litros de sangre. La saga continúa siendo un desmadre inconexo de situaciones llenas de salvajismo, pero en esta entrega hay más cariño, incluso mimo, para hacer que el espectador quiera experimentar la perversión de su director y guionista, Damien Leone.
“Terrifier 3” se olvida del disfraz de valkiria innecesariamente sexy y de esa niña payasa que estaba ahí porque sí y abraza la contención de la primera, mientras que explora un poco más el lore de este asesino en serie. Además, lo hace repitiendo protagonista y agrandando el universo de masacre alrededor del payaso; que tampoco es mucho, aunque ya es algo más de lo que ofrecieron las anteriores.
Con diez veces el presupuesto de la primera, se queda en una película que podría haber sido más, pero apuesta por el conformismo. Por un lado, adopta la innecesaria inmortalidad de los villanos de slasher que tira cualquier tensión dramática por los suelos; por el otro, se acoge a la comodidad de una estructura narrativa refrita: la gente muere, alguien derrota a Art, Art sigue vivo porque necesitamos una secuela y hagamos como que no ha pasado nada. Después de todo el sufrimiento que padecen los personajes, al menos, debería haber una recompensa a nivel argumental para el espectador. Sin embargo, el sistematismo narrativo la convierte en otra película del montón.
Pero vayamos al meollo de la cuestión: ¿es lo impresionantemente gore que promete? Sí, mucho más que las dos anteriores, incluso hay momentos en los que lo único que puedes pensar es “se han pasado treinta pueblos”. Por lo que, si lo que buscas es estar con amigos y comentarla cerveza en mano, es una película increíble. Si no es así, no esperes otra cosa, porque lo que nos deja “Terrifier 3” una vez finaliza es un par de escenas realmente bestias para el recuerdo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.